Barranqueras.-Chaco:
Los Andes y 2 de Febrero 5090
Barrio La Toma
Barranqueras-Chaco-
teléfono 00-54-03722-15-515083
es de culto privado.-Pero se va y los cuidadores son los intermediarios
Barranqueras .-Chaco:
Atendido por la La Sra. Cota Moriñigo.-
Hija de Doña Porota ( fallecida)
tel. (03722) 485491
Villa Fukman ex Villa Emilia.-
Barranqueras .-Chaco
Empredrado:
Ruta Nacional 12 kilómetros 982-983 Empredrado Corrientes
Santuario Jardín de San La Muerte en la Calle Kennedy 2036 en Victoria, Zona Norte si usted quiere visitar el Santuario las puertas están abiertas, llame a 4746-9609 de 14:00 a 20:00 horas de lunes a sábado para coordinar un horario.
Merlo:
Cossio 343
MERLO, Provincia de Buenos Aires.
Avellaneda:
De La Peña 1505 Wilde ,Avellaneda -Buenos Aires
Grand Bourg:
Santuario Capilla Milagrosa Yatasto 2522 Grang Bourg tel 032082647
Saladas:
Sargento Cabral 1355 Saladas Corrientes http://www.sanlamuertesaladas.com
Posadas:
Avenida Blas Perera casi 115 Barrio Yacyretá Posadas Misiones
Goya:
Nuestros amigos de Corrientes Nicolás y Flor nos informa que hay un Santuario pela Ruta cerca del corralón San José
Claypole:
España 4949 Claypole Provincia de Buenos Aires El templo esta dentro de un Comedor infantil llamado "Gauchito Gil". Se encuentra a unas calles de la estación Claypole.
teléfono es 4277-2003 HORARIOS DE ATENCIÓN.
Lunes - Miercoles - Jueves y Sabados. de 15 a 21 hs.
Martes y Viernes
Alejandro Korn
San Vicente
Ruta 210 km 42
San Vicente
Tel 02225-425259
WEB: santuarionacional@gauchitoantoniogil.com.ar
Santuario Jardín de San La Muerte
en la Calle Kennedy 2036 en Victoria
Provincia de Buenos Aires- Zona Norte www.sanlamuerte.net
si usted quiere visitar el Santuario las puertas están abiertas, llame a 4746-9609 de 14:00 a 20:00 horas
San Vicente
LISANDRO DE LA TORRE 900.
SAN VICENTE Provincia de Buenos Aires
Avellaneda:
En el barrio de Avellaneda, villa Dominico ... calle De la Serna y Boulevard de los Italianos. hay un gran Santuario , donde decenas de personas todos los días se acercan a pedir y agradecer. Información de Leandro de Avellaneda
Roque Saenz Peña:
Barrio Obrero Presidente Roque Saenz Peña , Chaco
Resistencia:
Avenida Mac Lean derecho se pasa el desagüe cruzando por avenida las malvinas se sube al terraplen se dobla a la izquierda mas o menos doscientos metros entre calle 5 y 6 se lo va a distinguir fácilmente pues hay un acentamiento y el santuario sobresale entre las casitas. Barrio Santa Inés, Resistencia Chaco.
Capital Federal
En la plaza Los Andes: Corrientes y Dorrego
hay un santuario del gauchito Gil.-
Detrás se coloco una capilla de San La Muerte,
con una foto del gauchito Gil .-
Culto a San La Muerte. San La Muerte el culto. San La Muerte Oraciones el culto, religion agradecer, amor, ayuda, cadena de oración, cultos paganos, deseo, devoción, espiritualidad, éxito, liberación, milagros san la muerte,
viernes, 22 de enero de 2010
el culto II
Esqueleto” como cariñosamente lo llaman, se remonta a la época en la cual el gaucho, para perdurar en una topografía tan agreste como la del Litoral Argentino, se veía desprotegido en la inmensidad de la selva, y de los campos. El pueblerino no se quedaba atrás en pedirle protección a su “Santito”.
El culto comienza junto a la leyenda, ésta por las mentas de los “gauchos alzados” o por los parroquianos de las “bailantas” en donde no faltaba oportunidad de poder demostrar el arte del manejo del facón o del cutillo. Se decía que quien llevara el amuleto de San La Muerte, era invencible y no había filo de ningún arma blanca que le llegara, ni plomo de arma de fuego que lo tocaría. Además ponían al santo al tanto de cada partida de juego que hubiese, pidiéndole la gracia de salir ganador de la partida sobre todo si este era por dinero. No perdían oportunidad de pedirle si alguna de las muchachas les gustaba, para que éste se las acercara. Los pedidos eran y son diversos, a pesar que en Corrientes hay un santo popular al que le piden todos los favores referidos al amor. San Alejo, también estás los que le piden a San La Muerte sobre cuestiones amorosas, le piden por problemas de salud; para protección de la casa; de las personas; de los niños; por problemas de trabajo; de dinero; para “alejar algún daño” para el “ojeo” de personas, campos y de animales también, es común ver un animal que tiene poco tiempo de haber nacido con una cinta roja en el cuello, para que “corte el ojeo”.
También le piden que aleje a las personas que no son convenientes para quien lleva el amuleto; para encontrar objetos o perdonas perdidas; para que los ladrones devuelvan lo robado; para salir airoso de una pelea; etc. Es decir están los que le hacen pedidos específicos y están los que le piden todo tipo de gracia, incluso le piden la muerte para algún enemigo, que si es el tiempo que ya tiene que morir, hace que el enemigo se vaya secando hasta morir.
Hay dos tipos de culto, uno personal y Otoro publico. Si es personal le rezan sus oraciones al santo los días martes y viernes. Le prenden velas de color rojas o de color blanco y negro.
Si es para el bien está acompañado de algún crucifijo y en algunos casos la imagen del santo está acompañada por otra de Santa Catalina.
Si a San La Muerte también le hacen algún pedido en donde está el mal para una persona, éste esta totalmente negro y oculto de la vista de los extraños, solo el dueño lo “atiende”. Si otra persona lo ve, perderá su fuerza milagrera.
Cuando el santo es de culto publico, este tiene su altar de la casa o en un ambiente o cuarto destinado para él solo. Su altar siempre está adornado con claveles rojos que le dejan las personas que le piden favores. En estos casos, cuando es de culto publico, le encienden velas de color rojas, de color blanco-negro, o simplemente de color blanco. Otras personas le prenden velas de color amarillo-negro.
A San la Muerte, cuando se le hacen pedidos de favores tener presente si se puede cumplir con lo prometido y después de cumplido el pedido, llevarle o cumplir con la promesa.
Cuando el “Santito” es para uso de una casa, y se tiene para que le abra los caminos, proteger a los integrantes de una familia; para proteger la vivienda de posibles ladrones; o del “ojeo” malintencionado de otras personas, basta simplemente tener una imagen de San La Muerte vestido con un manto negro, sobre un paño de color negro.
Cuando es para el mal; la imagen de San La Muerte, es de uso personal y esta oculto de la vista de uso personal y esta oculto de la vista de otras personas, únicamente lo ve su dueño para que este no pierda su fuerza. A este le prenden velas únicamente negras o rojas.
Cuando es para el bien los pedidos se le hacen una vez que cae el sol o sea al atardecer hasta antes de las doce de la noche.
Cuando al pedido que le efectúa es para el mal, se le hace después de las doce de la noche.
Al igual que otros santos populares del litoral, que se han ido paganizando. San La Muerte tiene el influjo de la culturo afro-brasileña. Por eso al santo se lo relaciona con el Exu, entidad culturada con el Candoblé, y el Umbanda. Con el correr de los tiempos, se fue mixturando el culto, en el Brasil o en la costa del río Uruguay, lindera con Brasil.
San La Muerte tuvo su mayor influencia de la cultura del país vecino, lo mismo ocurrió con el Exú del Brasil que recibió la influencia del culto al “Santito”.
No se sabe cual es el principio, quien influenció a quien. De esta mixtura salió que San la Muerte también, en algunos casos, recibe comidas como el Exú cuando se le hace algún pedido, se lo venera, o se le agradece el favor recibido
Las comidas puede ser: Por ejemplo: antes de las doce de la noche, se le ofrenda costillas de cerdo asada; cebolla en rodilla cruda; poroto negro hervido y condimentado con ajo, perejil, y ají molido: postres borrachos es decir todo de tortas embebidas con bebidas alcohólicas: caramelos de chocolate; almendras; nueces; castaña asada; grapa.
Después de las doce de la noche se le ofrece; costillas de cerdo cruda; cebolla en rodilla saltada; batata asada; zapallo asado; tomate en rodajas; postres borrachos; higos secos; frutillas con crema; merengue; uvas; melón; y whisky
En todos los casos por cada plato de comida que se ofrece, hay que poner un plato con un kilogramo de azúcar.
Volviendo a lo popular, originario del litoral argentino, a San La Muerte se le ofrece flores silvestres o claveles rojos (siete).
Tradicionalmente cuando llega cada 20 de agosto las casas que tiene la imagen del Santito de culto publico, se llena de devotos del santo que le vienen a agradecer al santo los favores recibidos durante todo el año, o simplemente lo vienen venerar, diciéndole aquí estamos. Como dice Ertivio Acosta en una nota aparecida en un periódico del lugar”… lo cierto es lo que se ve y los grandes santuarios públicos cada vez tienen mayor cantidad de devotos. Los regalos se multiplican en pago se sus favores. De todas las maneras el santito es para hacer el bien e interceder con Dios…”
Esa fecha de llena de gente, se forman bailantas, los chamameseros se van turnando para cantar sus canciones y no dejar “el velorio” sin música. La comida no falta, todos los gastos corren por cuenta del Santito que ese día se hace cargo de todos los gastos que ocasiona recibir las “visitas”, el dinero sale de las arcas que durante todo el año los promeseros le van dejando. En otras ocasiones algún devoto o por alguna promesa hecha a San La Muerte aporta la comida o parte de ella para que la visita pueda estar a gusto y el “santito esqueleto” quede contento.
Algunos “Velorios” comienzan al medio día y duran hasta la salida del sol del día siguiente. Durante toda la reunión los devotos y promeseros que le van trayendo ofrendas. Se realiza la procesión del santo por las calles del lugar, acompañadas de “bastoneros, rezadores y lloronas” de San la Muerte. Devuelta al templo ya el asado con cuero esta a punto, los músicos acompañan el “velorio”. Cientos de velas arden cerca de la imagen del Santito. Las flores adornan su altar.
Por tradición, en el velorio, las lloronas honran al santo con sus lamentos, mientras elevan oraciones como el Ave María o el Padre Nuestro alternado con las invocaciones populares para alcanzar la gracia que los fieles solicitan.
El culto comienza junto a la leyenda, ésta por las mentas de los “gauchos alzados” o por los parroquianos de las “bailantas” en donde no faltaba oportunidad de poder demostrar el arte del manejo del facón o del cutillo. Se decía que quien llevara el amuleto de San La Muerte, era invencible y no había filo de ningún arma blanca que le llegara, ni plomo de arma de fuego que lo tocaría. Además ponían al santo al tanto de cada partida de juego que hubiese, pidiéndole la gracia de salir ganador de la partida sobre todo si este era por dinero. No perdían oportunidad de pedirle si alguna de las muchachas les gustaba, para que éste se las acercara. Los pedidos eran y son diversos, a pesar que en Corrientes hay un santo popular al que le piden todos los favores referidos al amor. San Alejo, también estás los que le piden a San La Muerte sobre cuestiones amorosas, le piden por problemas de salud; para protección de la casa; de las personas; de los niños; por problemas de trabajo; de dinero; para “alejar algún daño” para el “ojeo” de personas, campos y de animales también, es común ver un animal que tiene poco tiempo de haber nacido con una cinta roja en el cuello, para que “corte el ojeo”.
También le piden que aleje a las personas que no son convenientes para quien lleva el amuleto; para encontrar objetos o perdonas perdidas; para que los ladrones devuelvan lo robado; para salir airoso de una pelea; etc. Es decir están los que le hacen pedidos específicos y están los que le piden todo tipo de gracia, incluso le piden la muerte para algún enemigo, que si es el tiempo que ya tiene que morir, hace que el enemigo se vaya secando hasta morir.
Hay dos tipos de culto, uno personal y Otoro publico. Si es personal le rezan sus oraciones al santo los días martes y viernes. Le prenden velas de color rojas o de color blanco y negro.
Si es para el bien está acompañado de algún crucifijo y en algunos casos la imagen del santo está acompañada por otra de Santa Catalina.
Si a San La Muerte también le hacen algún pedido en donde está el mal para una persona, éste esta totalmente negro y oculto de la vista de los extraños, solo el dueño lo “atiende”. Si otra persona lo ve, perderá su fuerza milagrera.
Cuando el santo es de culto publico, este tiene su altar de la casa o en un ambiente o cuarto destinado para él solo. Su altar siempre está adornado con claveles rojos que le dejan las personas que le piden favores. En estos casos, cuando es de culto publico, le encienden velas de color rojas, de color blanco-negro, o simplemente de color blanco. Otras personas le prenden velas de color amarillo-negro.
A San la Muerte, cuando se le hacen pedidos de favores tener presente si se puede cumplir con lo prometido y después de cumplido el pedido, llevarle o cumplir con la promesa.
Cuando el “Santito” es para uso de una casa, y se tiene para que le abra los caminos, proteger a los integrantes de una familia; para proteger la vivienda de posibles ladrones; o del “ojeo” malintencionado de otras personas, basta simplemente tener una imagen de San La Muerte vestido con un manto negro, sobre un paño de color negro.
Cuando es para el mal; la imagen de San La Muerte, es de uso personal y esta oculto de la vista de uso personal y esta oculto de la vista de otras personas, únicamente lo ve su dueño para que este no pierda su fuerza. A este le prenden velas únicamente negras o rojas.
Cuando es para el bien los pedidos se le hacen una vez que cae el sol o sea al atardecer hasta antes de las doce de la noche.
Cuando al pedido que le efectúa es para el mal, se le hace después de las doce de la noche.
Al igual que otros santos populares del litoral, que se han ido paganizando. San La Muerte tiene el influjo de la culturo afro-brasileña. Por eso al santo se lo relaciona con el Exu, entidad culturada con el Candoblé, y el Umbanda. Con el correr de los tiempos, se fue mixturando el culto, en el Brasil o en la costa del río Uruguay, lindera con Brasil.
San La Muerte tuvo su mayor influencia de la cultura del país vecino, lo mismo ocurrió con el Exú del Brasil que recibió la influencia del culto al “Santito”.
No se sabe cual es el principio, quien influenció a quien. De esta mixtura salió que San la Muerte también, en algunos casos, recibe comidas como el Exú cuando se le hace algún pedido, se lo venera, o se le agradece el favor recibido
Las comidas puede ser: Por ejemplo: antes de las doce de la noche, se le ofrenda costillas de cerdo asada; cebolla en rodilla cruda; poroto negro hervido y condimentado con ajo, perejil, y ají molido: postres borrachos es decir todo de tortas embebidas con bebidas alcohólicas: caramelos de chocolate; almendras; nueces; castaña asada; grapa.
Después de las doce de la noche se le ofrece; costillas de cerdo cruda; cebolla en rodilla saltada; batata asada; zapallo asado; tomate en rodajas; postres borrachos; higos secos; frutillas con crema; merengue; uvas; melón; y whisky
En todos los casos por cada plato de comida que se ofrece, hay que poner un plato con un kilogramo de azúcar.
Volviendo a lo popular, originario del litoral argentino, a San La Muerte se le ofrece flores silvestres o claveles rojos (siete).
Tradicionalmente cuando llega cada 20 de agosto las casas que tiene la imagen del Santito de culto publico, se llena de devotos del santo que le vienen a agradecer al santo los favores recibidos durante todo el año, o simplemente lo vienen venerar, diciéndole aquí estamos. Como dice Ertivio Acosta en una nota aparecida en un periódico del lugar”… lo cierto es lo que se ve y los grandes santuarios públicos cada vez tienen mayor cantidad de devotos. Los regalos se multiplican en pago se sus favores. De todas las maneras el santito es para hacer el bien e interceder con Dios…”
Esa fecha de llena de gente, se forman bailantas, los chamameseros se van turnando para cantar sus canciones y no dejar “el velorio” sin música. La comida no falta, todos los gastos corren por cuenta del Santito que ese día se hace cargo de todos los gastos que ocasiona recibir las “visitas”, el dinero sale de las arcas que durante todo el año los promeseros le van dejando. En otras ocasiones algún devoto o por alguna promesa hecha a San La Muerte aporta la comida o parte de ella para que la visita pueda estar a gusto y el “santito esqueleto” quede contento.
Algunos “Velorios” comienzan al medio día y duran hasta la salida del sol del día siguiente. Durante toda la reunión los devotos y promeseros que le van trayendo ofrendas. Se realiza la procesión del santo por las calles del lugar, acompañadas de “bastoneros, rezadores y lloronas” de San la Muerte. Devuelta al templo ya el asado con cuero esta a punto, los músicos acompañan el “velorio”. Cientos de velas arden cerca de la imagen del Santito. Las flores adornan su altar.
Por tradición, en el velorio, las lloronas honran al santo con sus lamentos, mientras elevan oraciones como el Ave María o el Padre Nuestro alternado con las invocaciones populares para alcanzar la gracia que los fieles solicitan.
Leyenda
Como Leyenda, hay varias, las que dan origen al “Santoral profano” correntino. Cada indio que se llevo una imagen, tallada por sus manos, tubo una conciencia distinta de su santo, o de su dios o de su protector. En el Culto a San La Muerte, las leyendas son varias, aquí quiero reseñar las que han llegado a mis oídos. Estas leyendas pueden ser distintas unas de otras o simplemente ser la continuación, en distintos tiempos de una misma historia. Cuenta la leyenda que la tribu de los Guacarás que tuvo su asentamiento en lo que es hoy Santa Ana de los Guacarás, que cuando se fueron los Jesuitas, los indios tomaron las imágenes de la iglesia, en una de ellas había un tríptico en donde estaba representaba la Tentación de Jesús en el pináculo del Templo de Salomón. Con los personajes de: Jesús, El Diablo y la Muerte y la victoria de la Muerte a cambio de un traspié de Jesús. Los indios se repartieron el tríptico formado por tres tablas talladas por ellos y de esa manera se fueran y cada uno por su lado le siguió efectuando cultos pidiéndoles protección y todas las gracias que necesitaban. Esto dio origen a lo que hoy se conoce San Diablo (la tabla con la imagen del Diablo); a Jesús que no sufrió demasiadas transformaciones y a San la Muerte (también de la tabla con la talla de la Muerte).Luego cuando vuelven los salcedotes a ejercer los oficios religiosos, estas santificaciones se adaptaran en las capillas cristianas. Otra Leyenda data de una antigüedad mayor que la anterior. Cuenta la leyenda que existió una vez un rey que fue famoso por ser justo en administrar justicia. Este rey muere y va al cielo, En presencia de Dios, éste reconoce lo justo que había sido en la tierra cuando administraba justicia, y le pide que lo ayude en una labor en la cual él iba a ser idóneo para esta tarea, le encomendó el cuidado de la vida y de la muerte de los humanos. Dios lo llevó a un lugar del cielo en donde había un sin fin de velas encendidas, allí le ofreció un trono, las había, as largas y mas cortas, había velas mas grandes y mas pequeñas. Dios le dijo “-¿Ves todas esas velas encendidas…? pues esas velas son la vida de los hombres de la tierra. Tu Labor será que cuando una de las velas se termine de consumir, tendrás que bajar e ir a buscar su alma para conducirla ante mi presencia. Mientras las velas estén ardiendo esas personas están vivas, una vez que haya consumido, es cuando se acaba el tiempo para esa persona, como ves, hay velas mas grandes y velas mas pequeñas, no todos no tienes el mismo tiempo de vida allí en la tierra”. Así por orden divina se convirtió en el ayudante en el ayudante de Dios para controlar la existencia de los hombres. Sus devotos se encomiendan a él en la vida y para que los proteja en la hora de la muerte. En los Esteros de Iberá se cuenta otra leyenda, o que dije, otra parte de una misma leyenda que forma la historia de este Santito: Cuentan los lugareños que en la región, hace 150 años aproximadamente, había una prisión en donde estaban albergados los leprosos. A estos, por miedo al contagio, los tenían apartados de los demás reclusos, en una edificación alejada, En el pueblo existía un “Payé” (medico brujo), unos dicen que fue un monje Franciscano o un monje Jesuita que cuando Carlos III de España los expulso de la región, se quedó en el lugar para ayudar a los indígenas. Este Payé era conocido por su poder de curación, a través de la administración de yuyos, brebajes, curaciones “de palabra” y oraciones, la administración de una “agua curativa “su gran amor al prójimo, en cual abarcaba también a los leprosos cuando éste se adentraba en sus celdas para ofrecer agua a los enfermos en la culminación de sus vidas por medio de la enfermedad. Este monje era poco para toda la comunidad. Sus tareas se debían multiplicar para dar auxilio a todos los que requerían de su ayuda para curar males del cuerpo como así también males espirituales, o bien sacarle “algún daño” a una persona que había sido victima de algún “ojeo”, por otra mal intencionada. El Payé se hacia su tiempo para correr hasta la orilla del río (o Laguna), sentarse bajo algún árbol frondoso, ponerse en cuclillas, y meditar mirando correr el agua. Todo seria igual, con la monotonía de siempre, ayudaba a las personas del poblado y de los que venían de la selva; llevando el agua para calmar la sed de los enfermos en el leprosarío; tomándose el tiempo para descansar su delgado cuerpo a la sombra de un árbol en la orilla del río. Hasta que, llegaron al lugar nuevamente los salcedotes cristianos, que volvían a retomar la empresa comenzada por los misioneros. Los sacerdotes al enterarse de la presencia del Payé, confabulan con las autoridades y hacen poner preso a éste, y lo encierran en una celda con los leprosos. El Payé, sin oponer resistencia se deja conducir, que lo encierran. Pero en protesta hace ayuno y de pie. Apoyado en un callado (bastón largo que utilizan los pastores o los viajeros para ayudarse a caminar), de pie, hasta que la muerte le llega en un momento. Nadie se dado cuenta de su muerte hasta luego de un tiempo prolongado cuando abren la puerta de su celda y lo encuentran muerto, de pie con su túnica negra, apoyado en el callado (que tenia forma de L invertida) sus carnes consumidas, era solo su esqueleto cubierto por la piel. El apodo de Señor La Muerte puede venir, porque Payé, se ocupaba de las personas con lepra, (que en esa época tener esta enfermedad, la cual no tenía cura, era una sentencia de muerte segura). Otra versión de la misma leyenda cuenta que el hijo de un cacique, joven y fuerte estaba protegido por Yasi (La Luna), que le habla enseñando a fabricar un amuleto protector. Su madrastra era iniciada en el culto a Aña (el Diablo), envidiosa por la suerte de Payé, por la valentía y el coraje de éste, quería todos los atributos para su hijo. Una noche mientras dormía, su madrastra le robó el amuleto. Desde entonces Payé que era invencible, comenzó a debilitarse corriendo peligro de muerte. Entonces Tupá (Dios supremo de los guaraníes) le envía un ave que le revela al joven Payé lo ocurrido y como recuperar el amuleto y recuperar su salud y gallardía. Mientras la madrastra enloquecía de envidia. De la misma leyenda, al sufrir deformaciones por la divulgación de boca en boca, de generación en generación, he encontrado que los guaraníes enterraban a sus muertos en posición fetal, porque decían que la vida volvía a reciclarse, y de esta manera la persona se preparaba en la misma posición que tendría en el vientre de la madre para volver a nacer. Esta posición muchos la comparan con la imagen de San la Muerte en cuclillas o en posición fetal, asimilándose a la forma de Payé cuando iba a orillas del río a meditar o descansar, además de ver su esmirriado cuerpo “parecido a un esqueleto” con la capa de piel sobre los huesos. Esa Imagen con el tiempo se pudo haber deformado por la tradición oral cuando se decía “tan flaco que es todo huesos vestido con una capa negra, parece un esqueleto con túnica…” Sin desdeñar otra información, los lugareños les han dicho a los recopiladores de datos y leyendas en Corrientes y sus alrededores, que el culto a San la Muerte se produce a partir de la expulsión de los Jesuitas de la Cuenca del Plata por orden de Carlos III de España. Un dato para tener en cuenta es que durante la permanencia de los Jesuitas en la región guaraní, estos tenían una imagen de Cristo sentado con la barbilla apoyada en las manos y dos codos apoyados en rodillas. A este Cristo se lo llamaba Señor de la Humildad y la Paciencia, e incluida en el santoral cristiano, venerándose el 15 de agosto su conmemoración. Es de ahí que en algunos lugares se los venera a San la Muerte ese día, sincretizándolo con el Señor de la Humildad y la Paciencia. Pero generalmente la fecha de veneración en donde los “prometeros” les rinden culto es el día 20 de agosto.
quien es II
La tradición mas esotérica y que rara vez ha trascendido las fronteras de la mas estricta intimidad nos hablan de un monje que además ejercía la medicina entre los pobres y los aborígenes, acusado de curandería y brujería fue perseguido en esta provincia de Corrientes y dio con sus huesos en la cárcel. Los poderosos de entonces -haría mas de doscientos cincuenta años a la fecha- se encargaron de que tuviera un proceso injusto y cruel pese a su estado eclesiástico. Como pertenecía probablemente a la orden de los jesuitas o de los franciscanos, la curia de entonces no le presto apoyo y dejo que se le condenara a la prisión mas rigurosa debido a las circunstancias políticas del viejo imperio de los reyes españoles que estaba desplomándose en una lucha interna.
El monje cuyo nombre fue olvidado en las arenas del tiempo, dio con sus huesos en la prisión virreynal, cerrándose la puerta a cal y canto. Por debajo de la puerta se le fue pasando la comida desde el día de su encarcelamiento (un 13 de agosto) y cuando fueron a constatar su estado el 20 de agosto (es decir ocho días después) para darlo al brazo secular para su tormento publico, se hallaron con un espectáculo horripilante: nada quedaban del monje, salvo un desnudo esqueleto que al momento de entrar sus captores a verlo, debido al alboroto que de armo, movió una mano y apunto a su principal inquisidor. Pálido de muerte este hombre fallecería poco después presa de torturados pensamientos. Poco a poco sus perseguidores caerían presa de misteriosas enfermedades que el pueblo llano atribuyo a la justicia divina por la profanación de un hombre bueno.
Pero si bien el nombre del monje ha caído en el olvido, no así su acción caritativa y cristiana entre los parias, los pobres, los aborígenes y los leprosos de su época. Boca a boca a través de los siglos fue relatándose su leyenda de martirio e incomprensión, su acción bienhechora y su amor al prójimo.
Al milagro de su aspecto esquelético se le dio la denominación de San La Muerte. Toda referencia histórica fue eliminada por la Iglesia y los señores de entonces siendo virtualmente imposible hallar documentos que de fe cierta del proceso y encarcelamiento del monje; pero la tradición popular se mantuvo como una memoria oral intocable e imperecedera y el santo ha regresado del olvido, poco a poco y cada día con mas fuerza para dar su mensaje a los desesperados y atribulados de esta provincia atravesada por un feudalismo recalcitrante y por la injusticia hacia los desposeídos desde siempre. No es casual el desprecio y la ignominia a la que se le ha querido atribuir a San La Muerte, a la negativa de la Iglesia a cobijar a sus creyentes y del poder, a ignorarlo mientras se favorecen otros cultos que no les son perniciosos para mantener la mansedumbre y dominio de los sumisos.
San La Muerte tiene su leyenda negra, pero es comprensible, su aspecto aterrador y su vinculación con la cercanía de la muerte, ese temor horrible destino común a todos los mortales. Pero lejos de ser algo maligno o perverso San La Muerte -según sus devotos mas fieles- propicia la vida, ayuda al bien morir (en lo espiritual y físico) y a los perseguidos injustamente a los enfermos del cuerpo y del corazón los cobija en los momentos mas difíciles y duros. Y ellos después regresan para darle las gracias y testimoniar en una prueba de fe que va desde una vela encendida o un cigarrillo en el altar, a las bebidas, los facones y otras demostraciones de devoción que desde su urna de cristal el santo acepta en silencio y con una eterna sonrisa mas enigmática que la de la Gioconda.
El monje cuyo nombre fue olvidado en las arenas del tiempo, dio con sus huesos en la prisión virreynal, cerrándose la puerta a cal y canto. Por debajo de la puerta se le fue pasando la comida desde el día de su encarcelamiento (un 13 de agosto) y cuando fueron a constatar su estado el 20 de agosto (es decir ocho días después) para darlo al brazo secular para su tormento publico, se hallaron con un espectáculo horripilante: nada quedaban del monje, salvo un desnudo esqueleto que al momento de entrar sus captores a verlo, debido al alboroto que de armo, movió una mano y apunto a su principal inquisidor. Pálido de muerte este hombre fallecería poco después presa de torturados pensamientos. Poco a poco sus perseguidores caerían presa de misteriosas enfermedades que el pueblo llano atribuyo a la justicia divina por la profanación de un hombre bueno.
Pero si bien el nombre del monje ha caído en el olvido, no así su acción caritativa y cristiana entre los parias, los pobres, los aborígenes y los leprosos de su época. Boca a boca a través de los siglos fue relatándose su leyenda de martirio e incomprensión, su acción bienhechora y su amor al prójimo.
Al milagro de su aspecto esquelético se le dio la denominación de San La Muerte. Toda referencia histórica fue eliminada por la Iglesia y los señores de entonces siendo virtualmente imposible hallar documentos que de fe cierta del proceso y encarcelamiento del monje; pero la tradición popular se mantuvo como una memoria oral intocable e imperecedera y el santo ha regresado del olvido, poco a poco y cada día con mas fuerza para dar su mensaje a los desesperados y atribulados de esta provincia atravesada por un feudalismo recalcitrante y por la injusticia hacia los desposeídos desde siempre. No es casual el desprecio y la ignominia a la que se le ha querido atribuir a San La Muerte, a la negativa de la Iglesia a cobijar a sus creyentes y del poder, a ignorarlo mientras se favorecen otros cultos que no les son perniciosos para mantener la mansedumbre y dominio de los sumisos.
San La Muerte tiene su leyenda negra, pero es comprensible, su aspecto aterrador y su vinculación con la cercanía de la muerte, ese temor horrible destino común a todos los mortales. Pero lejos de ser algo maligno o perverso San La Muerte -según sus devotos mas fieles- propicia la vida, ayuda al bien morir (en lo espiritual y físico) y a los perseguidos injustamente a los enfermos del cuerpo y del corazón los cobija en los momentos mas difíciles y duros. Y ellos después regresan para darle las gracias y testimoniar en una prueba de fe que va desde una vela encendida o un cigarrillo en el altar, a las bebidas, los facones y otras demostraciones de devoción que desde su urna de cristal el santo acepta en silencio y con una eterna sonrisa mas enigmática que la de la Gioconda.
quien es I
San la Muerte es un santo de origen guaraní no reconocido oficialmente por la iglesia católica, también llamado Señor de la Buena Muerte y Señor La Muerte. Se lo representa como un esqueleto de pie, con una guadaña en la mano. Este santo centraliza el poder de todos los muertos. Se lo conmemora el Viernes Santo y el Día de Todos los Muertos. Se le puede pedir lo que sea, pero especialmente escucha los ruegos sobre amores, trabajo, hallar cosas perdidas. Asimismo es capaz de destruir al enemigo de quien lo invoca.
Cuál es su origen
Es una entidad venerada en el Paraguay y cuya influencia se ha extendido al noreste de Argentina, principalmente en la provincia de Corrientes y en menor medida en Misiones,Chaco, Formosa y, al sur de Brasil (Paraná, Santa Catarina, Rio Grande do Sul), desde 1960 . Debido a las migraciones internas el culto se ha extendido a ciertas zonas de la provincia argentina de Santa Fe y tambien a Buenos Aires.
Su origen se encuentra en la religión guaranítica. Algunas naciones veneraban los huesos de los antepasados a quienes pedían protección contra los fenómenos naturales y las fuerzas espirituales malignas. (Otras temían el contacto con los restos humanos y los evitaban) En tiempos de las Misiones jesuíticas guaraníes, la creencia se mezcló con elementos de la fe católica. Aparece después de la expulsión de los jesuitas de sus misiones en el noreste de la Argentina y Paraguay en 1767. Este culto se habría originado con el retorno de los indígenas, sobre todo los de la tribu Guaraní, a su hábitat de la selva, a sus antiguas creencias con un proceso de catequización que quedo incompleto.
Imágenes
Su imagen es una pequeña talla en madera o hueso de la figura de un esqueleto incrustada en alguna parte del cuerpo puede proteger a quien la lleva de las balas y las puñaladas. Es la creencia de los devotos de San La Muerte, un culto que crece junto a la devoción al Gauchito Gil.
Según dicen, al policía que debía asesinar al correntino Mamerto Antonio Gil Núñez -acusado de desertar de las fuerzas de seguridad de fines del siglo XIX- le costó mucho trabajo hacerlo. “Porque estaba protegido por San La Muerte; tenía una imagen suya metida en el cuerpo”, dicen quienes hacen promesas a uno u otro “santo pagano”.
Las imágenes de tamaño pequeño realizadas generalmente en madera, se constituyen como amuletos o payés.
El payé era el nombre con que se conocía al medico sacerdote y mago de las tribus guaraníes, luego se extendió a las curaciones realizadas por este o con la intervención de algún santo popular, o al final, el amuleto que otorgaba protección contra los males.
La imagen de San La Muerte también se suele moldear en plomo y aunque menos frecuente, tallar en hueso.
El plomo debe ser de la bala que haya ultimado a alguien, extraída a punta de facón (cuchillo) y derretida para dar forma al santo. Pero la mayor protección se logra con un pequeño San La Muerte tallado en hueso humano, preferentemente el de una falange de la mano de un niño.
La influencia milagrosa del santo solo es efectiva si su imagen esta bendecida, y lograrlo no es sencillo dado que el encargado de impartir esta bendición debe ser sacerdote. Dado que los curas no quieren hacerlo, los fieles llevan su imagen escondida entre un ramo de flores o estampitas de otros santos católicos y la descubren en el momento en que el cura imparte la bendición.
Cuál es su origen
Es una entidad venerada en el Paraguay y cuya influencia se ha extendido al noreste de Argentina, principalmente en la provincia de Corrientes y en menor medida en Misiones,Chaco, Formosa y, al sur de Brasil (Paraná, Santa Catarina, Rio Grande do Sul), desde 1960 . Debido a las migraciones internas el culto se ha extendido a ciertas zonas de la provincia argentina de Santa Fe y tambien a Buenos Aires.
Su origen se encuentra en la religión guaranítica. Algunas naciones veneraban los huesos de los antepasados a quienes pedían protección contra los fenómenos naturales y las fuerzas espirituales malignas. (Otras temían el contacto con los restos humanos y los evitaban) En tiempos de las Misiones jesuíticas guaraníes, la creencia se mezcló con elementos de la fe católica. Aparece después de la expulsión de los jesuitas de sus misiones en el noreste de la Argentina y Paraguay en 1767. Este culto se habría originado con el retorno de los indígenas, sobre todo los de la tribu Guaraní, a su hábitat de la selva, a sus antiguas creencias con un proceso de catequización que quedo incompleto.
Imágenes
Su imagen es una pequeña talla en madera o hueso de la figura de un esqueleto incrustada en alguna parte del cuerpo puede proteger a quien la lleva de las balas y las puñaladas. Es la creencia de los devotos de San La Muerte, un culto que crece junto a la devoción al Gauchito Gil.
Según dicen, al policía que debía asesinar al correntino Mamerto Antonio Gil Núñez -acusado de desertar de las fuerzas de seguridad de fines del siglo XIX- le costó mucho trabajo hacerlo. “Porque estaba protegido por San La Muerte; tenía una imagen suya metida en el cuerpo”, dicen quienes hacen promesas a uno u otro “santo pagano”.
Las imágenes de tamaño pequeño realizadas generalmente en madera, se constituyen como amuletos o payés.
El payé era el nombre con que se conocía al medico sacerdote y mago de las tribus guaraníes, luego se extendió a las curaciones realizadas por este o con la intervención de algún santo popular, o al final, el amuleto que otorgaba protección contra los males.
La imagen de San La Muerte también se suele moldear en plomo y aunque menos frecuente, tallar en hueso.
El plomo debe ser de la bala que haya ultimado a alguien, extraída a punta de facón (cuchillo) y derretida para dar forma al santo. Pero la mayor protección se logra con un pequeño San La Muerte tallado en hueso humano, preferentemente el de una falange de la mano de un niño.
La influencia milagrosa del santo solo es efectiva si su imagen esta bendecida, y lograrlo no es sencillo dado que el encargado de impartir esta bendición debe ser sacerdote. Dado que los curas no quieren hacerlo, los fieles llevan su imagen escondida entre un ramo de flores o estampitas de otros santos católicos y la descubren en el momento en que el cura imparte la bendición.
según wikipedia
San La Muerte es un personaje o entidad venerada en el la antigua región guaranítica de América del Sur y principalmente en territorios del Paraguay, del noreste de Argentina, principalmente en la provincia de Corrientes y en menor medida en Misiones,Chaco, Formosa y, al sur de Brasil (Paraná, Santa Catarina, Rio Grande del Sur), desde los 1960s debido a las migraciones internas el culto se ha extendido a ciertas zonas de la provincia argentina de Santa Fe y, especialmente, al Gran Buenos Aires.
Sus imágenes sirven de amuleto o payé, suelen ser talladas (a excepción de la guadaña que se le añade) en una sola pieza de madera dura, hueso (en ocasiones huesos humanos), plomo etc. Se trata de estatuillas: las más altas miden 15 cm, las más pequeñas suelen medir tres centímetros y representan a un esqueleto humano con una guadaña cuya hoja es de lata. El mango de la guadaña se apoya en una plataforma a la altura de la cintura estando por su parte toda la imagen generalmente ubicada sobre otra plataforma, esta es la representación más frecuente, aunque existen estatuillas con la figurilla sentada o acuclillada, sin guadaña, con las manos apoyadas en el mentón o en la nuca: estas posturas corresponden con la iconografía católica para el Señor de la Paciencia.
Otros nombres Además de San La Muerte se le llama: Señor de la Buena Muerte, Señor de la Paciencia, San Justo Nuestro Señor de la Buena Muerte, Nuestro Señor de Dios y la Muerte, San Esqueleto , Ayucaba, Señor que Todo lo Puede (particularmente en Formosa), San Severo de la Muerte (especialmente en Corrientes y en Formosa), o – a veces por temor– solamente San.
Oraciones A San La Muerte se lo invoca igual que a otro santo, con la diferencia que a éste también le pueden llegar a pedir que realice algún daño a alguien. El santo es para interceder ante Dios para que en la adversidad de dé la gracia que en ese momento necesita. Obrando en bien de las personas, protegiendo a los cultores de San la Muerte, para que en las casas no llegue ningún “daño” que otra persona más intencionada pueda realizar. El pueblo lo nombró su “abogado” en los negocios; en matrimonio mal avenido, y para cada una de las circunstancias en donde la fe es necesaria para sobrellevar un momento adverso. Esto se puede apreciar en las oraciones a San La Muerte. Una de ellas dice así:
¡Señor San La Muerte! Yo te invoco seguro de tu bondad. Ruega a nuestro Dios Todopoderoso Concédeme todo lo que te pido Que se arrepienta por toda su vida El que daño o mal de ojo me hizo Y que vuelva contra el enseguida. Para aquel que en amor me engaña Pido que le hagas volver a mí Y si desoye tu voz extraña, Buen espíritu de la buena muerte Hazle sentir el poder de tu guadaña. En el juego y en los negocios Mi abogado te nombro Y todo aquel que contra mi se viene Por siempre jamás hazlo San La Muerte, protector. Amen. Existen rezos secretos utilizados por las viejas “rezadoras” lugareñas que sirven exclusivamente para el amor. “Señor de la Buena Muerte Ayúdame con tus milagros Y el poder de Dios A conseguir lo que yo quiero del amor De (… se nombra a la persona…) Y poder dominarle Como yo quiero. Amen
A san la muerte le rezan una oración muy eficaz para recuperar objetos perdidos ésta dice así: ¡OH esqueleto milagroso! Fuerte más que San Son, Majestad suplicable En los momentos peligrosos Con justicia y con fe en Dios. Todo poderoso se hacerme encontrar Lo que busco (se dice lo que se busca) Que donde este oculta, Sea en manos extrañas, Que así se arrepienta y sufra todo minuto, Horas y días de su vida Si no me devuelve (se nombra nuevamente el objeto a encontrar) Que no pueda trabajar tranquilo. Que este siempre pensando en mí Y por castigo eterno de vos Poderoso Esqueleto Santo Señor La Muerte Que tomo por abogado de mi (se repite) Tú que eres el poseedor De los espíritus del mundo Tráigame atado a mis pies A quien haya llevado Amen Jesús. Amen María. Amen José. Como he dicho anteriormente, a San La Muerte algunos lo utilizan para defenderse y tomar venganza de algún hecho, que la persona poseedora del poderoso amuleto-Payé considera que es digna de un castigo como para desearle o devolverte un “daño” que te hayan realizado. Para estos casos existe una oración popularizada y dice así: ¡OH poderoso Señor! Vos que sos el conquistador de poderes; El hacedor de milagros, Que fuiste escarnecido, Flageladote espinas, Muerto y sepultado; Que con tus diez mandamientos Triunfaste aplastaste a tu enemigo El demonio, lo sepultaste En los infiernos; Alabamos y bendecimos tu nombre Y te pedimos ¡Oh Señor!!! Me concedas la gracia De ser vencedor de (nombrar) Mi enemigo y no Su vencido; Que tu santa Gloria. Amen. (Se repite siete veces lo semiente)
“Señor de la Muerte, muerte a mi enemigo”. Otra de las oraciones que el pueblo difundió a través de los años reza lo siguiente:
¡OH San la Muerte! Espíritu esquelético, Poderosísimo y fuerte por demás; Indispensable en los momentos de peligro Mi abogado te nombro como el mejor Yo te invoco seguro de tu bondad…
Para agradecer a San la Muerte las gracias concedidas, o por la constante protección de una casa; un vehiculo; determinadas personas de una familia; un comercio o empresa, se le puede ofrecer la siguiente oración:
¡Oh, Señor San la Muerte! Poderoso espíritu Esqueleto. Grande es tu bondad. Eficientes son tus intercesiones. Humildemente te agradezco La(s) gracia(s) concedidas. Te agradezco y te pido Que me sigas protegiendo A mi y a (se nombra la persona un objeto al cual se le pide protección) Señor La Muerte, Mi abogado te nombré Y mi abogado te pido que sigas siendo. Que nadie pueda hacer “daño” Que pueda llegarme. Que como lo haga le vuelva. Amen Jesús. Amen María. Amen José.
Imágenes del Señor San la Muerte:
Su guadaña: el Señor San la Muerte posee en su mano derecha una guadaña para impartir justicia. Señala el poder que Dios le ha dado, para impartir sobre los hombres.
Su figura esquelética que representa la similitud con todos los seres humanos, y que esta libre y desarraigado de todo pecado.
Sus ojos rojos: representa su conocimiento de todos los seres humanos en sus sangres.
Su sonrisa demuestra el regocijo del conocimiento del ser humano ante él.
Sus mantos o capas pueden estar representados de distintos colores: negro, blanco o rojo, todos refieren a la mismo señor San la Muerte, manifiestan las diferentes energías con que el devoto se acerca a él.
Su mirada ante el mundo desde su posición justa que Dios le ha otorgado para determinar las justas decisiones.
Representaciones de distintas posiciones de su imagen: La Santa Paciencia: en cuclillas, representando la búsqueda del ser humano en su reflexión ante sus anhelos y el desarrollo de la paciencia de manera de elaborar sabiduría. La Justicia, Parado con la guadaña. El Guardián: el rey sentado en el trono.
Veneración Este amuleto no se considera eficaz si no está bendecido, pero siendo considerado parte de un culto no cristiano la iglesia se niega a realizar bendiciones de la estatuilla o cualquier representación de San La Muerte, por este motivo sus devotos acuden a las misas católicas con estas representaciones y cuando el cura imparte la bendición el portador toma a la imagen con sus manos así le "transmite" la bendición, una alternativa es pedir la bendición de la figura a dos personas que sean consideradas católicas.
Con todo, en la religión católica se considera necesaria la intención del ministro para que la bendición sea válida y, puesto que los sacerdotes católicos no sólo no tiene intención de bendecir estas imagenes sino que incluso están en contra de ellas, suelen considerar que estas "bendiciones robadas" no tinen ningún valor.
San La Muerte –se cree– hace a sus portadores invulnerables a los daños (maleficios y desgracias) y en cambio les atraen el amor y la buena fortuna, la creencia popular se basa en pedirle rezando al Santo y a cambio ofrecerle las cosas que más le gusta. Desde golosinas, wisky, cigarrillos, o flores.
Usualmente se le ponen velas (bujías, candelas) y/o se le escriben oraciones.
El culto a San La Muerte aunque no tiene "días canónicos" sí considera especiales al Viernes Santo y al Día de los Fieles Difuntos.
Origen Se encuentra en la religión guaranítica. Algunas naciones veneraban los huesos de los antepasados a quienes pedían protección contra los fenómenos naturales y las fuerzas espirituales malignas. (Otras temían el contacto con los restos humanos y los evitaban) En tiempos de las Misiones jesuíticas guaraníes, la creencia se mezcló con elementos de la fe católica, pudiendo afirmarse que el origen se puede rastrear en este sincretismo.
Existen relatos sobre el origen de este personaje, que lo describen como a un monje que fue ejecutado en la hoguera. Se pueden encontrar varias versiones de esta leyenda. Éstas, no constituyen mas que pruebas de la asombrosa y fértil imaginación del pueblo.
Principales sitios de devoción En la provincia de Corrientes, RN 12 kilómetro 983 se encuentra un santuario que ha ido creciendo con los años. En Resistencia (Chaco), se le rinde una festividad el 15 de agosto de cada año.
Los 16 de agosto de cada año se realiza la fiesta en forma multitudinaria en el "Santuario Sede" de calle De la Peña 1505 Wilde, Avellaneda, Provincia de Buenos Aires, Argentina. Con vigilia el dia anterior y luego una peregrinación. Todos los años grupos de folklore y chamameseros se acercan a festejar en familia y junto al Santo.
Consideraciones para la iglesia Del mismo modo que como ocurre con el Gauchito Gil, no es reconocido formalmente como santo, por la Iglesia Católica, pero posee numerosos creyentes y devotos que año tras año aumentan aun entre los católicos.
Consideraciones para la Umbanda [editar]La figura de San la Muerte es aceptada en la Umbanda, esta religión lo considera como un Exú. Su color es el negro,al igual que sus velas y velones. Se lo tiene con un crucifijo encima y se le ofrenda whisky, claveles rojos y velas negras.
Sus imágenes sirven de amuleto o payé, suelen ser talladas (a excepción de la guadaña que se le añade) en una sola pieza de madera dura, hueso (en ocasiones huesos humanos), plomo etc. Se trata de estatuillas: las más altas miden 15 cm, las más pequeñas suelen medir tres centímetros y representan a un esqueleto humano con una guadaña cuya hoja es de lata. El mango de la guadaña se apoya en una plataforma a la altura de la cintura estando por su parte toda la imagen generalmente ubicada sobre otra plataforma, esta es la representación más frecuente, aunque existen estatuillas con la figurilla sentada o acuclillada, sin guadaña, con las manos apoyadas en el mentón o en la nuca: estas posturas corresponden con la iconografía católica para el Señor de la Paciencia.
Otros nombres Además de San La Muerte se le llama: Señor de la Buena Muerte, Señor de la Paciencia, San Justo Nuestro Señor de la Buena Muerte, Nuestro Señor de Dios y la Muerte, San Esqueleto , Ayucaba, Señor que Todo lo Puede (particularmente en Formosa), San Severo de la Muerte (especialmente en Corrientes y en Formosa), o – a veces por temor– solamente San.
Oraciones A San La Muerte se lo invoca igual que a otro santo, con la diferencia que a éste también le pueden llegar a pedir que realice algún daño a alguien. El santo es para interceder ante Dios para que en la adversidad de dé la gracia que en ese momento necesita. Obrando en bien de las personas, protegiendo a los cultores de San la Muerte, para que en las casas no llegue ningún “daño” que otra persona más intencionada pueda realizar. El pueblo lo nombró su “abogado” en los negocios; en matrimonio mal avenido, y para cada una de las circunstancias en donde la fe es necesaria para sobrellevar un momento adverso. Esto se puede apreciar en las oraciones a San La Muerte. Una de ellas dice así:
¡Señor San La Muerte! Yo te invoco seguro de tu bondad. Ruega a nuestro Dios Todopoderoso Concédeme todo lo que te pido Que se arrepienta por toda su vida El que daño o mal de ojo me hizo Y que vuelva contra el enseguida. Para aquel que en amor me engaña Pido que le hagas volver a mí Y si desoye tu voz extraña, Buen espíritu de la buena muerte Hazle sentir el poder de tu guadaña. En el juego y en los negocios Mi abogado te nombro Y todo aquel que contra mi se viene Por siempre jamás hazlo San La Muerte, protector. Amen. Existen rezos secretos utilizados por las viejas “rezadoras” lugareñas que sirven exclusivamente para el amor. “Señor de la Buena Muerte Ayúdame con tus milagros Y el poder de Dios A conseguir lo que yo quiero del amor De (… se nombra a la persona…) Y poder dominarle Como yo quiero. Amen
A san la muerte le rezan una oración muy eficaz para recuperar objetos perdidos ésta dice así: ¡OH esqueleto milagroso! Fuerte más que San Son, Majestad suplicable En los momentos peligrosos Con justicia y con fe en Dios. Todo poderoso se hacerme encontrar Lo que busco (se dice lo que se busca) Que donde este oculta, Sea en manos extrañas, Que así se arrepienta y sufra todo minuto, Horas y días de su vida Si no me devuelve (se nombra nuevamente el objeto a encontrar) Que no pueda trabajar tranquilo. Que este siempre pensando en mí Y por castigo eterno de vos Poderoso Esqueleto Santo Señor La Muerte Que tomo por abogado de mi (se repite) Tú que eres el poseedor De los espíritus del mundo Tráigame atado a mis pies A quien haya llevado Amen Jesús. Amen María. Amen José. Como he dicho anteriormente, a San La Muerte algunos lo utilizan para defenderse y tomar venganza de algún hecho, que la persona poseedora del poderoso amuleto-Payé considera que es digna de un castigo como para desearle o devolverte un “daño” que te hayan realizado. Para estos casos existe una oración popularizada y dice así: ¡OH poderoso Señor! Vos que sos el conquistador de poderes; El hacedor de milagros, Que fuiste escarnecido, Flageladote espinas, Muerto y sepultado; Que con tus diez mandamientos Triunfaste aplastaste a tu enemigo El demonio, lo sepultaste En los infiernos; Alabamos y bendecimos tu nombre Y te pedimos ¡Oh Señor!!! Me concedas la gracia De ser vencedor de (nombrar) Mi enemigo y no Su vencido; Que tu santa Gloria. Amen. (Se repite siete veces lo semiente)
“Señor de la Muerte, muerte a mi enemigo”. Otra de las oraciones que el pueblo difundió a través de los años reza lo siguiente:
¡OH San la Muerte! Espíritu esquelético, Poderosísimo y fuerte por demás; Indispensable en los momentos de peligro Mi abogado te nombro como el mejor Yo te invoco seguro de tu bondad…
Para agradecer a San la Muerte las gracias concedidas, o por la constante protección de una casa; un vehiculo; determinadas personas de una familia; un comercio o empresa, se le puede ofrecer la siguiente oración:
¡Oh, Señor San la Muerte! Poderoso espíritu Esqueleto. Grande es tu bondad. Eficientes son tus intercesiones. Humildemente te agradezco La(s) gracia(s) concedidas. Te agradezco y te pido Que me sigas protegiendo A mi y a (se nombra la persona un objeto al cual se le pide protección) Señor La Muerte, Mi abogado te nombré Y mi abogado te pido que sigas siendo. Que nadie pueda hacer “daño” Que pueda llegarme. Que como lo haga le vuelva. Amen Jesús. Amen María. Amen José.
Imágenes del Señor San la Muerte:
Su guadaña: el Señor San la Muerte posee en su mano derecha una guadaña para impartir justicia. Señala el poder que Dios le ha dado, para impartir sobre los hombres.
Su figura esquelética que representa la similitud con todos los seres humanos, y que esta libre y desarraigado de todo pecado.
Sus ojos rojos: representa su conocimiento de todos los seres humanos en sus sangres.
Su sonrisa demuestra el regocijo del conocimiento del ser humano ante él.
Sus mantos o capas pueden estar representados de distintos colores: negro, blanco o rojo, todos refieren a la mismo señor San la Muerte, manifiestan las diferentes energías con que el devoto se acerca a él.
Su mirada ante el mundo desde su posición justa que Dios le ha otorgado para determinar las justas decisiones.
Representaciones de distintas posiciones de su imagen: La Santa Paciencia: en cuclillas, representando la búsqueda del ser humano en su reflexión ante sus anhelos y el desarrollo de la paciencia de manera de elaborar sabiduría. La Justicia, Parado con la guadaña. El Guardián: el rey sentado en el trono.
Veneración Este amuleto no se considera eficaz si no está bendecido, pero siendo considerado parte de un culto no cristiano la iglesia se niega a realizar bendiciones de la estatuilla o cualquier representación de San La Muerte, por este motivo sus devotos acuden a las misas católicas con estas representaciones y cuando el cura imparte la bendición el portador toma a la imagen con sus manos así le "transmite" la bendición, una alternativa es pedir la bendición de la figura a dos personas que sean consideradas católicas.
Con todo, en la religión católica se considera necesaria la intención del ministro para que la bendición sea válida y, puesto que los sacerdotes católicos no sólo no tiene intención de bendecir estas imagenes sino que incluso están en contra de ellas, suelen considerar que estas "bendiciones robadas" no tinen ningún valor.
San La Muerte –se cree– hace a sus portadores invulnerables a los daños (maleficios y desgracias) y en cambio les atraen el amor y la buena fortuna, la creencia popular se basa en pedirle rezando al Santo y a cambio ofrecerle las cosas que más le gusta. Desde golosinas, wisky, cigarrillos, o flores.
Usualmente se le ponen velas (bujías, candelas) y/o se le escriben oraciones.
El culto a San La Muerte aunque no tiene "días canónicos" sí considera especiales al Viernes Santo y al Día de los Fieles Difuntos.
Origen Se encuentra en la religión guaranítica. Algunas naciones veneraban los huesos de los antepasados a quienes pedían protección contra los fenómenos naturales y las fuerzas espirituales malignas. (Otras temían el contacto con los restos humanos y los evitaban) En tiempos de las Misiones jesuíticas guaraníes, la creencia se mezcló con elementos de la fe católica, pudiendo afirmarse que el origen se puede rastrear en este sincretismo.
Existen relatos sobre el origen de este personaje, que lo describen como a un monje que fue ejecutado en la hoguera. Se pueden encontrar varias versiones de esta leyenda. Éstas, no constituyen mas que pruebas de la asombrosa y fértil imaginación del pueblo.
Principales sitios de devoción En la provincia de Corrientes, RN 12 kilómetro 983 se encuentra un santuario que ha ido creciendo con los años. En Resistencia (Chaco), se le rinde una festividad el 15 de agosto de cada año.
Los 16 de agosto de cada año se realiza la fiesta en forma multitudinaria en el "Santuario Sede" de calle De la Peña 1505 Wilde, Avellaneda, Provincia de Buenos Aires, Argentina. Con vigilia el dia anterior y luego una peregrinación. Todos los años grupos de folklore y chamameseros se acercan a festejar en familia y junto al Santo.
Consideraciones para la iglesia Del mismo modo que como ocurre con el Gauchito Gil, no es reconocido formalmente como santo, por la Iglesia Católica, pero posee numerosos creyentes y devotos que año tras año aumentan aun entre los católicos.
Consideraciones para la Umbanda [editar]La figura de San la Muerte es aceptada en la Umbanda, esta religión lo considera como un Exú. Su color es el negro,al igual que sus velas y velones. Se lo tiene con un crucifijo encima y se le ofrenda whisky, claveles rojos y velas negras.
un culto que crece en popularidad
El Señor de La Muerte es uno de los santos populares que cuenta con más seguidores en Paraguay, Argentina y Brasil. Entre lo espiritual y lo tenebroso.
Velas, cintas, ofrendas, flores, cartas, imágenes realizadas en diferentes materiales conforman el escenario. Se escuchan murmullos, llantos, pedidos, relatos que se entremezclan con la mirada sorpresiva de quienes no saben lo que allí sucede.
“Señor La Muerte, espíritu esquelético poderosísimo y fuerte por demás como un Sansón en tu Majestad, indispensable en el momento del peligro yo te invoco seguro de tu bondad…”, es un fragmento de las oraciones que sus seguidores recitan. El lugar se sitúa entre lo fúnebre, tétrico y el calor de la creencia y la religiosidad.
Es uno de los tantos altares -ubicado en la provincia argentina de Corrientes, en la Ruta Nacional 12, kilómetro 983- dónde se alaba al Señor de La Muerte o San La Muerte.
Según cuentan, el mismo es un santo pagano que nació en Paraguay y de allí se difundió, sobre todo, en el nordeste argentino hasta diseminarse por todo el país y parte de Brasil. Un santo que genera grandes amores y grandes controversias.
La historia cuenta que éste fue un ser poderosísimo que concedía todo lo que se le pedía y que poseía dos lados, uno bueno y otro malo. Una vez fallecido, luego de que le quitasen su guadaña con la que se abría camino, se realizaron las primeras imágenes con sus huesos y su poder se hizo más intenso.
Es así, como entre los cientos de fieles que se encuentran en el templo construido a su honor, se observan tatuajes con su imagen y oraciones.
Mujeres y hombres se encomiendan a él, le realizan ofrendas y promesas a cambio de la concesión de sus pedidos. Lloran a los pies del esqueleto y llegan a realizar acciones extremas.
Una de ellas, considerada el acto de mayor devoción hacia el Santo, es insertarse bajo la piel una imagen realizada en madera, metal o hueso humano.
Un hombre que representa unos 50 años y del que no se sabe su nombre, se muestra emocionado ante la imagen del esqueleto y su guadaña. Sus gestos de agradecimiento son notorios y llamarían la atención de cualquiera. Entre lágrimas, sollozos y palabras de gratitud, este seguidor le retribuye al santo la gracia concebida: haber conseguido empleo.
Adorados por algunos, temido por muchos otros y respetado por la mayoría, el Santo de la Guadaña es uno de los más tenebrosos y oscuros de todos los santos paganos. De origen guaraní en tiempos de las misiones Jesuíticas, éste es considerado un payé, es decir, a él se le atribuye voluntad propia.
Según cuenta la leyenda, tiene la capacidad de matar si el seguidor no cumple con lo que prometió a cambio del favor concedido. Entre el fiel y el santo se produce una simbiosis muy particular, en la que ambos deben brindarle algo al otro.
En reiteradas ocasiones, se ha escuchado que San La Muerte es utilizado no sólo para obtener beneficios económicos, laborales o amorosos, sino también para hacer el mal.
“Para aquel que en amor me engaña, pido que lo hagas volver a mí, y si desoye tu voz extraña, Buen Espíritu de la Muerte, hazle sentir el poder de tu guadaña, en el juego y en los negocios; mi abogado te nombro como el mejor, y todo aquel que contra mí se viene, hazlo perdedor", es una parte de la oración al Santo de La Muerte.
Algunas personas esperan de él la protección cuando realizan delitos. Según la creencia de sus devotos, una diminuta talla de la figura de un esqueleto incrustada en alguna parte del cuerpo puede protegerlos de las balas y las puñaladas.
El Señor La Muerte es uno de los santos paganos que más adhesión tiene -junto al Gauchito Gil- entre las personas que se encuentran presas, delinquen o realizan trabajos violentos, como la policía. Sin embargo, no se trata de estigmatizarlo, ni mucho menos.
Los actos de fe son inexplicables. Nacen y crecen dentro del alma de los fieles por razones que la razón no entiende. En momentos de angustia, dolor, desilusión o simplemente en alguna circunstancia de la vida, las personas buscan amarrarse a creencias que las acompañen en el transcurso de los años.
Pueden ser paganas, cristianas, musulmanas, judías, budistas o de algún otro tipo de religión o creencia, pero representan a lo inconmensurable de la fe. La fe que no entiende de reconocimientos eclesiásticos oficiales, de santificaciones o beatificaciones. En fin, de cuestiones racionales.
¿Qué es lo pagano y qué no lo es? La fe no puede rotularse con términos que provienen de la razón humana y de la historia de las religiones. Que un santo no sea reconocido por la Iglesia Católica o por cualquier otra, no le quita entidad. La devoción hacia él proviene de las personas, no de las instituciones.
Los seres santificados por los pueblos fueron más cercanos a quienes los invocan. Ya sea por sus lugares de procedencia, sus características personales y familiares -similares problemas o necesidades que culminaron con un final trágico tras una vida de sacrificios - y el tiempo y las circunstancias en que vivieron.
Las creencias o los actos de fe van mucho más allá de la oficialización y de los cánones religiosos. Son cuestiones extremadamente profundas que surgen en el interior de uno mismo y se desarrollan incentivando, fortaleciendo y dándole sustento a la vida.
El don de santo se lo brinda sus fieles, aquellas personas que encontraron en ese ser que ya no existe o en su historia, cualidades que los llevaron a confiar y encomendarse en él. San La Muerte cumple con esto y por ello es uno de los santos más populares de Paraguay, Argentina y Brasil.
Los testimonios acerca de la bondad del santo abundan. Asimismo, las manifestaciones de agradecimiento se hacen notables en la creación -cada vez mayor- de santuarios o altares.
En esos espacios sagrados para sus fieles y extraños, para la mayoría de la gente que desconoce o no cree en San La Muerte, el santo es venerado con diferentes objetos que -según sus seguidores- son de su agrado: golosinas, cigarrillos, whisky o flores.
En las provincias argentinas como Formosa se lo llama “Ayucaba” (“Señor que Todo lo Puede”) y, en Corrientes, “San Severo de la Muerte” o concisamente “San”. Aunque no tiene días específicos de veneración, se considera como días especiales al Viernes Santo y al Día de Todos los Muertos.
A pesar de las diferentes denominaciones que recibe y de las historias disímiles que existen acerca de su vida, San La Muerte representa -para miles de personas- una imagen divina y un ser poderoso capaz de cumplir con los pedidos y hacer cumplir con las promesas realizadas.
Su imagen resulta -para la mirada de aquellos que desconocen esta creencia- extraña, tenebrosa, oscura y lúgubre. La misma se compone por: su figura esquelética -parada, sentada o en cuclillas-, su guadaña, sus ojos rojos, su sonrisa y sus mantos o capas.
La fe, conceptualizada como la actitud de la totalidad del ser dirigida a una persona, idea o ser divino, posee un carácter absoluto. Es por eso que por más cuestionable que se presuponga la creencia o devoción hacia San La Muerte, la misma debe ser respetada como cualquier otra.
El desconocimiento lleva al rechazo. Conocer y aprender es la mejor forma de respetar los actos de fe de los demás. La veneración a San La Muerte, es uno de ellos. Aunque controversial, es un hecho de convicción y devoción que merece reconocimiento como tal.
Velas, cintas, ofrendas, flores, cartas, imágenes realizadas en diferentes materiales conforman el escenario. Se escuchan murmullos, llantos, pedidos, relatos que se entremezclan con la mirada sorpresiva de quienes no saben lo que allí sucede.
“Señor La Muerte, espíritu esquelético poderosísimo y fuerte por demás como un Sansón en tu Majestad, indispensable en el momento del peligro yo te invoco seguro de tu bondad…”, es un fragmento de las oraciones que sus seguidores recitan. El lugar se sitúa entre lo fúnebre, tétrico y el calor de la creencia y la religiosidad.
Es uno de los tantos altares -ubicado en la provincia argentina de Corrientes, en la Ruta Nacional 12, kilómetro 983- dónde se alaba al Señor de La Muerte o San La Muerte.
Según cuentan, el mismo es un santo pagano que nació en Paraguay y de allí se difundió, sobre todo, en el nordeste argentino hasta diseminarse por todo el país y parte de Brasil. Un santo que genera grandes amores y grandes controversias.
La historia cuenta que éste fue un ser poderosísimo que concedía todo lo que se le pedía y que poseía dos lados, uno bueno y otro malo. Una vez fallecido, luego de que le quitasen su guadaña con la que se abría camino, se realizaron las primeras imágenes con sus huesos y su poder se hizo más intenso.
Es así, como entre los cientos de fieles que se encuentran en el templo construido a su honor, se observan tatuajes con su imagen y oraciones.
Mujeres y hombres se encomiendan a él, le realizan ofrendas y promesas a cambio de la concesión de sus pedidos. Lloran a los pies del esqueleto y llegan a realizar acciones extremas.
Una de ellas, considerada el acto de mayor devoción hacia el Santo, es insertarse bajo la piel una imagen realizada en madera, metal o hueso humano.
Un hombre que representa unos 50 años y del que no se sabe su nombre, se muestra emocionado ante la imagen del esqueleto y su guadaña. Sus gestos de agradecimiento son notorios y llamarían la atención de cualquiera. Entre lágrimas, sollozos y palabras de gratitud, este seguidor le retribuye al santo la gracia concebida: haber conseguido empleo.
Adorados por algunos, temido por muchos otros y respetado por la mayoría, el Santo de la Guadaña es uno de los más tenebrosos y oscuros de todos los santos paganos. De origen guaraní en tiempos de las misiones Jesuíticas, éste es considerado un payé, es decir, a él se le atribuye voluntad propia.
Según cuenta la leyenda, tiene la capacidad de matar si el seguidor no cumple con lo que prometió a cambio del favor concedido. Entre el fiel y el santo se produce una simbiosis muy particular, en la que ambos deben brindarle algo al otro.
En reiteradas ocasiones, se ha escuchado que San La Muerte es utilizado no sólo para obtener beneficios económicos, laborales o amorosos, sino también para hacer el mal.
“Para aquel que en amor me engaña, pido que lo hagas volver a mí, y si desoye tu voz extraña, Buen Espíritu de la Muerte, hazle sentir el poder de tu guadaña, en el juego y en los negocios; mi abogado te nombro como el mejor, y todo aquel que contra mí se viene, hazlo perdedor", es una parte de la oración al Santo de La Muerte.
Algunas personas esperan de él la protección cuando realizan delitos. Según la creencia de sus devotos, una diminuta talla de la figura de un esqueleto incrustada en alguna parte del cuerpo puede protegerlos de las balas y las puñaladas.
El Señor La Muerte es uno de los santos paganos que más adhesión tiene -junto al Gauchito Gil- entre las personas que se encuentran presas, delinquen o realizan trabajos violentos, como la policía. Sin embargo, no se trata de estigmatizarlo, ni mucho menos.
Los actos de fe son inexplicables. Nacen y crecen dentro del alma de los fieles por razones que la razón no entiende. En momentos de angustia, dolor, desilusión o simplemente en alguna circunstancia de la vida, las personas buscan amarrarse a creencias que las acompañen en el transcurso de los años.
Pueden ser paganas, cristianas, musulmanas, judías, budistas o de algún otro tipo de religión o creencia, pero representan a lo inconmensurable de la fe. La fe que no entiende de reconocimientos eclesiásticos oficiales, de santificaciones o beatificaciones. En fin, de cuestiones racionales.
¿Qué es lo pagano y qué no lo es? La fe no puede rotularse con términos que provienen de la razón humana y de la historia de las religiones. Que un santo no sea reconocido por la Iglesia Católica o por cualquier otra, no le quita entidad. La devoción hacia él proviene de las personas, no de las instituciones.
Los seres santificados por los pueblos fueron más cercanos a quienes los invocan. Ya sea por sus lugares de procedencia, sus características personales y familiares -similares problemas o necesidades que culminaron con un final trágico tras una vida de sacrificios - y el tiempo y las circunstancias en que vivieron.
Las creencias o los actos de fe van mucho más allá de la oficialización y de los cánones religiosos. Son cuestiones extremadamente profundas que surgen en el interior de uno mismo y se desarrollan incentivando, fortaleciendo y dándole sustento a la vida.
El don de santo se lo brinda sus fieles, aquellas personas que encontraron en ese ser que ya no existe o en su historia, cualidades que los llevaron a confiar y encomendarse en él. San La Muerte cumple con esto y por ello es uno de los santos más populares de Paraguay, Argentina y Brasil.
Los testimonios acerca de la bondad del santo abundan. Asimismo, las manifestaciones de agradecimiento se hacen notables en la creación -cada vez mayor- de santuarios o altares.
En esos espacios sagrados para sus fieles y extraños, para la mayoría de la gente que desconoce o no cree en San La Muerte, el santo es venerado con diferentes objetos que -según sus seguidores- son de su agrado: golosinas, cigarrillos, whisky o flores.
En las provincias argentinas como Formosa se lo llama “Ayucaba” (“Señor que Todo lo Puede”) y, en Corrientes, “San Severo de la Muerte” o concisamente “San”. Aunque no tiene días específicos de veneración, se considera como días especiales al Viernes Santo y al Día de Todos los Muertos.
A pesar de las diferentes denominaciones que recibe y de las historias disímiles que existen acerca de su vida, San La Muerte representa -para miles de personas- una imagen divina y un ser poderoso capaz de cumplir con los pedidos y hacer cumplir con las promesas realizadas.
Su imagen resulta -para la mirada de aquellos que desconocen esta creencia- extraña, tenebrosa, oscura y lúgubre. La misma se compone por: su figura esquelética -parada, sentada o en cuclillas-, su guadaña, sus ojos rojos, su sonrisa y sus mantos o capas.
La fe, conceptualizada como la actitud de la totalidad del ser dirigida a una persona, idea o ser divino, posee un carácter absoluto. Es por eso que por más cuestionable que se presuponga la creencia o devoción hacia San La Muerte, la misma debe ser respetada como cualquier otra.
El desconocimiento lleva al rechazo. Conocer y aprender es la mejor forma de respetar los actos de fe de los demás. La veneración a San La Muerte, es uno de ellos. Aunque controversial, es un hecho de convicción y devoción que merece reconocimiento como tal.
El Culto a San La Muerte
El santoral jamás registró a San La Muerte, quién pierde sus orígenes en la cultura guaranítica, sin embargo su culto en el nordeste argentino (provincia de Corrientes, especialmente, y en menor proporción en las de Chaco, Misiones y Formosa) es vivo y permanente, no sólo en el campo, en donde quizás se explicaría con mayor facilidad como la devoción del hombre simple y sin una profunda formación religiosa y cultural, sino entre numerosos integrantes de las denominadas clases cultas de los centro urbanos. El culto es pagano y supersticioso y al parecer satisface las demandas de bienes materiales y espirituales.
La creencia popular sostiene que hace mucho tiempo existía un rey que administraba justicia en forma ejemplar. Cuando murió, Dios lo llamó a su lado para que lo ayude en una difícil tarea. Le dijo que habiendo sido tan justo en sus actos en la Tierra, le encomendaría el cuidado de la vida y la muerte de los humanos. Lo condujo a un lugar del cielo donde le ofreció un trono. Alrededor del mismo se extendían hasta el infinito cantidad innumerables de velas, algunas recién encendidas y otras por apagarse. Dios le dijo que las que estaban por terminar de arder eran de los hombres que debían morir y que él debía bajar a la Tierra para recoger sus almas. Así, por orden divina, se convirtió en el ayudante de Dios para controlar la existencia de los hombres. Así nació San La Muerte, y por tal motivo es que sus devotos se encomiendan a él en la vida para que los proteja en la hora de la muerte.
Las imágenes de San La Muerte son pequeñas. Las más altas alcanzan unos quince centímetros; las más pequeñas, aproximadamente tres o cuatro centímetros. El material comúnmente empleado es la madera, con la que también se hacen otras imágenes de "santos" muy propios: San Són (deformación del Sansón bíblico); Santa Librada (que ayuda en las heridas y fugas); San Pilato (que favorece el hallazgo de cosas perdidas, contribuyendo también San La Muerte a ello) y, además, las de San Baltasar, Santa Lucía, el Niño Dios y Jesús Crucificado. Todas estas deidades populares constituyen la constelación de los "santos de palo", aunque San La Muerte también puede hacerse en plomo o con huesos humanos.
Si el "santo" es personal, se le rezan sus oraciones los días Martes y Viernes, rodeando al esqueletito con velas rojas o de "luto". Cuando es utilizado para el bien, está acompañado de Santa Catalina y algún crucifijo. Si es utilizado para el mal debe estar totalmente de negro y siempre oculto a la vista de extraños, y sólo el "dueño" lo "atiende", ya que de otro modo perdería su fuerza.
En todos los casos la representación es semejante: un esqueleto humano provisto de guadaña, cuya hoja está hecha de metal, generalmente de lata. El mango se apoya sobre una pequeña plataforma situada a la altura de la cadera. La imagen, a su vez, también se asienta en otra plataforma. Salvo la guadaña, que se agrega, el resto está constituido por una sola pieza que el santero trabaja pacientemente. La presentación común de los San La Muerte es de pie, pero también los hay sentados, con las manos apoyadas en el maxilar inferior, y por último otras en cuclillas, también con una o las dos manos apoyadas en el maxilar. Estas dos últimas representaciones corresponden al Señor de la Paciencia.
Los distintos nombres con que es conocido San La Muerte son: Señor de la Buena Muerte (simboliza a Jesucristo); Señor de la Paciencia (simboliza a Jesucristo o a San José); San La Paciencia; Señor La Muerte (simboliza a Jesucristo); San Justo Nuestro Señor de la Muerte; Nuestro Señor de Dios y la Muerte; San Justo; San Esqueleto y Ayucaba, en Paraguay; Señor que lo puede Todo (especialmente en Formosa); San Severo de la Muerte (especialmente en Corrientes y Formosa) y San, simplemente.
San La Muerte toma a sus dueños invulnerables al daño y les da poderes extraordinarios para inclinar a su favor el amor y la fortuna. Estos poderes se acentúan si la imagen está hecha con huesos humanos. Los imagineros que hacen este payé o amuleto, entregan con la imagen las oraciones que la tornan mágica. Uno de los más famosos imagineros fue Ramón González, un hombre analfabeto, de ascendencia árabe, quien a pesar de estar recluido en la cárcel provincial de la ciudad de Corrientes, realizaba imágenes de San La Muerte o Santa Librada para satisfacer los pedidos de la gente.
San La Muerte no es efectivo si no está bendecido por un sacerdote católico. Su culto constituye así un curioso sincretismo religioso-pagano. Es difícil hallar un sacerdote que lo bendiga, por lo que hay entonces dos caminos:
Cuando no hay sacerdote en la zona y no es posible pedirle nada a la imagen, dos personas mayores (y que sean católicas) asumen la responsabilidad y lo bendicen.
Si en la zona hay un templo, conviene llevar la imagen a la misa, y cuando el sacerdote imparte la bendición, tenerlo oculto en la mano para que le alcancen los beneficios de la misma. A partir de allí la imagen es efectiva y peligrosa, y tanto, que quien sabe de alguien que posea un La San Muerte ya bendecido, evita su compañía, sobre todo si tiene alguna situación de disputa, rivalidad amorosa o simple antipatía.
Otra forma consiste en llevar en el hueco de la mano la imagen de San La Muerte y pedir al sacerdote que bendiga una estampita o medallita colocada encima; de esta manera, cuando bendice la medallita o la estampita, queda bendecida la imagen de San La Muerte. Después, su dueño o dueña, lo coloca separado de los otros "santos", a veces en altares especiales, forrados de negro, según es costumbre, siendo creencia que para que "comience a actuar" hay que llevar el amuleto siete viernes seguidos a siete iglesias distintas.
El culto supersticioso de San La Muerte no tiene fecha especial, pero el calendario folclórico reconoce como excepcionales para ello el Viernes Santo y el Día de Todos los Muertos, aunque desde hace tiempo en Resistencia, Chaco, se le rinde culto el 15 de agosto, incluso con misa y procesión.
Señala José Miranda que para solicitarle algún favor especial a San La Muerte, se lo coloca en diversas posiciones y se le reza la oración que se tenga, teniendo en cuenta las siguientes precauciones con la imagen:
Debe estar mirando hacia el lugar donde vive la persona a la que se desea influenciar.
También puede ser ubicado sobre la fotografía de la persona a la que se desea enamorar o influenciar.
Se lo puede poner con la cabeza hacia abajo hasta que cumpla con lo pedido (esto sólo puede hacerse con algunos ejemplares).
Se lo puede enterrar en un lugar del patio de la casa "hasta que cumpla", o frente a la puerta de entrada.
Lo encontramos predominantemente en la Provincia de Corrientes, y también en El Chaco, Misiones y Formosa. Su objeto es el de conseguir trabajo o de no perderlo; hallar cosas perdidas; obtener el amor de alguien, vengarse de un desaire, de una afrenta, de un mal recibido o por no ser correspondido afectivamente.
El culto es obviamente pagano, no existe San La Muerte en ningún Santoral, y no tiene fecha especial de celebración, si bien se suele conmemorar el Viernes Santo y el Día de Todos los Muertos.
Este culto como el de SAN CEOMO surgieron a posteriori de la expulsión de los jesuitas de sus misiones en el noreste de la Argentina y Paraguay en 1767, de ellos también derivan el Señor de la Paciencia, El Señor de La Columna o San Ceono que crearon los naturales de la zona ya sin la orientación dogmática de la Compañía de Jesús.
Se lo conoce también con los nombres de Señor de la Buena muerte, y Señor La Muerte. El amuleto que lo representa sólo tiene efectividad si se encuentra bendecido por un sacerdote católico, en una muestra de claro sincretismo.
Estatuilla de San La Muerte esculpida en hueso Acerca de la utilización del amuleto, José Miranda y Juan Pedemonte señalan que para lograr la bendición su dueño lo lleva escondido en la mano mientras le pide al sacerdote que bendiga una estampita, logrando la bendición de ambas cosas.
El paso posterior -agregan- es el de llevar el amuleto durante siete viernes seguidos a otras tantas iglesias. Luego ya se puede utilizar para lograr hacer un "mal" a alguna persona enemiga, a través de oraciones.
La creencia popular sostiene que hace mucho tiempo existía un rey que administraba justicia en forma ejemplar. Cuando murió, Dios lo llamó a su lado para que lo ayude en una difícil tarea. Le dijo que habiendo sido tan justo en sus actos en la Tierra, le encomendaría el cuidado de la vida y la muerte de los humanos. Lo condujo a un lugar del cielo donde le ofreció un trono. Alrededor del mismo se extendían hasta el infinito cantidad innumerables de velas, algunas recién encendidas y otras por apagarse. Dios le dijo que las que estaban por terminar de arder eran de los hombres que debían morir y que él debía bajar a la Tierra para recoger sus almas. Así, por orden divina, se convirtió en el ayudante de Dios para controlar la existencia de los hombres. Así nació San La Muerte, y por tal motivo es que sus devotos se encomiendan a él en la vida para que los proteja en la hora de la muerte.
Las imágenes de San La Muerte son pequeñas. Las más altas alcanzan unos quince centímetros; las más pequeñas, aproximadamente tres o cuatro centímetros. El material comúnmente empleado es la madera, con la que también se hacen otras imágenes de "santos" muy propios: San Són (deformación del Sansón bíblico); Santa Librada (que ayuda en las heridas y fugas); San Pilato (que favorece el hallazgo de cosas perdidas, contribuyendo también San La Muerte a ello) y, además, las de San Baltasar, Santa Lucía, el Niño Dios y Jesús Crucificado. Todas estas deidades populares constituyen la constelación de los "santos de palo", aunque San La Muerte también puede hacerse en plomo o con huesos humanos.
Si el "santo" es personal, se le rezan sus oraciones los días Martes y Viernes, rodeando al esqueletito con velas rojas o de "luto". Cuando es utilizado para el bien, está acompañado de Santa Catalina y algún crucifijo. Si es utilizado para el mal debe estar totalmente de negro y siempre oculto a la vista de extraños, y sólo el "dueño" lo "atiende", ya que de otro modo perdería su fuerza.
En todos los casos la representación es semejante: un esqueleto humano provisto de guadaña, cuya hoja está hecha de metal, generalmente de lata. El mango se apoya sobre una pequeña plataforma situada a la altura de la cadera. La imagen, a su vez, también se asienta en otra plataforma. Salvo la guadaña, que se agrega, el resto está constituido por una sola pieza que el santero trabaja pacientemente. La presentación común de los San La Muerte es de pie, pero también los hay sentados, con las manos apoyadas en el maxilar inferior, y por último otras en cuclillas, también con una o las dos manos apoyadas en el maxilar. Estas dos últimas representaciones corresponden al Señor de la Paciencia.
Los distintos nombres con que es conocido San La Muerte son: Señor de la Buena Muerte (simboliza a Jesucristo); Señor de la Paciencia (simboliza a Jesucristo o a San José); San La Paciencia; Señor La Muerte (simboliza a Jesucristo); San Justo Nuestro Señor de la Muerte; Nuestro Señor de Dios y la Muerte; San Justo; San Esqueleto y Ayucaba, en Paraguay; Señor que lo puede Todo (especialmente en Formosa); San Severo de la Muerte (especialmente en Corrientes y Formosa) y San, simplemente.
San La Muerte toma a sus dueños invulnerables al daño y les da poderes extraordinarios para inclinar a su favor el amor y la fortuna. Estos poderes se acentúan si la imagen está hecha con huesos humanos. Los imagineros que hacen este payé o amuleto, entregan con la imagen las oraciones que la tornan mágica. Uno de los más famosos imagineros fue Ramón González, un hombre analfabeto, de ascendencia árabe, quien a pesar de estar recluido en la cárcel provincial de la ciudad de Corrientes, realizaba imágenes de San La Muerte o Santa Librada para satisfacer los pedidos de la gente.
San La Muerte no es efectivo si no está bendecido por un sacerdote católico. Su culto constituye así un curioso sincretismo religioso-pagano. Es difícil hallar un sacerdote que lo bendiga, por lo que hay entonces dos caminos:
Cuando no hay sacerdote en la zona y no es posible pedirle nada a la imagen, dos personas mayores (y que sean católicas) asumen la responsabilidad y lo bendicen.
Si en la zona hay un templo, conviene llevar la imagen a la misa, y cuando el sacerdote imparte la bendición, tenerlo oculto en la mano para que le alcancen los beneficios de la misma. A partir de allí la imagen es efectiva y peligrosa, y tanto, que quien sabe de alguien que posea un La San Muerte ya bendecido, evita su compañía, sobre todo si tiene alguna situación de disputa, rivalidad amorosa o simple antipatía.
Otra forma consiste en llevar en el hueco de la mano la imagen de San La Muerte y pedir al sacerdote que bendiga una estampita o medallita colocada encima; de esta manera, cuando bendice la medallita o la estampita, queda bendecida la imagen de San La Muerte. Después, su dueño o dueña, lo coloca separado de los otros "santos", a veces en altares especiales, forrados de negro, según es costumbre, siendo creencia que para que "comience a actuar" hay que llevar el amuleto siete viernes seguidos a siete iglesias distintas.
El culto supersticioso de San La Muerte no tiene fecha especial, pero el calendario folclórico reconoce como excepcionales para ello el Viernes Santo y el Día de Todos los Muertos, aunque desde hace tiempo en Resistencia, Chaco, se le rinde culto el 15 de agosto, incluso con misa y procesión.
Señala José Miranda que para solicitarle algún favor especial a San La Muerte, se lo coloca en diversas posiciones y se le reza la oración que se tenga, teniendo en cuenta las siguientes precauciones con la imagen:
Debe estar mirando hacia el lugar donde vive la persona a la que se desea influenciar.
También puede ser ubicado sobre la fotografía de la persona a la que se desea enamorar o influenciar.
Se lo puede poner con la cabeza hacia abajo hasta que cumpla con lo pedido (esto sólo puede hacerse con algunos ejemplares).
Se lo puede enterrar en un lugar del patio de la casa "hasta que cumpla", o frente a la puerta de entrada.
Lo encontramos predominantemente en la Provincia de Corrientes, y también en El Chaco, Misiones y Formosa. Su objeto es el de conseguir trabajo o de no perderlo; hallar cosas perdidas; obtener el amor de alguien, vengarse de un desaire, de una afrenta, de un mal recibido o por no ser correspondido afectivamente.
El culto es obviamente pagano, no existe San La Muerte en ningún Santoral, y no tiene fecha especial de celebración, si bien se suele conmemorar el Viernes Santo y el Día de Todos los Muertos.
Este culto como el de SAN CEOMO surgieron a posteriori de la expulsión de los jesuitas de sus misiones en el noreste de la Argentina y Paraguay en 1767, de ellos también derivan el Señor de la Paciencia, El Señor de La Columna o San Ceono que crearon los naturales de la zona ya sin la orientación dogmática de la Compañía de Jesús.
Se lo conoce también con los nombres de Señor de la Buena muerte, y Señor La Muerte. El amuleto que lo representa sólo tiene efectividad si se encuentra bendecido por un sacerdote católico, en una muestra de claro sincretismo.
Estatuilla de San La Muerte esculpida en hueso Acerca de la utilización del amuleto, José Miranda y Juan Pedemonte señalan que para lograr la bendición su dueño lo lleva escondido en la mano mientras le pide al sacerdote que bendiga una estampita, logrando la bendición de ambas cosas.
El paso posterior -agregan- es el de llevar el amuleto durante siete viernes seguidos a otras tantas iglesias. Luego ya se puede utilizar para lograr hacer un "mal" a alguna persona enemiga, a través de oraciones.
San La Muerte
En algunas regiones de Argentina y Paraguay, si alguien desea conseguir trabajo, amor, o libertad de la cárcel, no busca la intervención de su ángel de la guarda, sino de un tenebroso esqueleto llamado San La Muerte.
Si piensa buscarlo en el Santoral, ni se le ocurra, pues no lo encontrará, ya que este "santo" forma parte de un culto de origen pagano de varios siglos de existencia.
San La Muerte suele ser un pequeño esqueleto tallado en piedra, madera o plomo, preferiblemente de bala, aunque sus fieles aseguran que si es de huesos humanos, mejor.
La representación común de esta deidad se encuentra de pie, con una guadaña de hoja de lata en la mano, aunque también se encuentran imágenes en cuclillas o sentadas, con las manos apoyadas en el maxilar inferior.
Aunque no tiene una fecha especial de celebración, sus devotos suelen conmemorarlo los días que coinciden con las festividades católicas del Viernes Santo y el Día de Los Muertos (2 de noviembre).
Su culto es antiquísimo, y se remonta a las comunidades guaraníes, sobre todo aquellas que habitaban en la zona noreste de Argentina.
El primer registro de su veneración data de 1735, año en el que se encontró la primera estatuilla de esta deidad, elaborada con huesos humanos, entre las pertenencias de un anciano de origen guaraní.
Dentro de las creencias de esta cultura indígena, se encontraba el culto a los huesos humanos, pues se pensaba que poseían cualidades mágicas.
Por orden de la Iglesia Católica, los evangelizadores jesuitas que se encontraban en el área se encargaron de erradicar la devoción a esta imagen. Aun así, sus seguidores continuaron su veneración en secreto.
Después de la expulsión de las misiones jesuitas del noreste de Argentina y Paraguay en 1767, el culto adquirió mayor popularidad y fuerza.
La gran devoción a la figura proviene, en parte, del mito que existe sobre su origen.
La creencia popular asevera que tiempo atrás, existía un rey excepcionalmente justo y sabio. Cuentan que al morir, Dios lo llamó a su lado y le encomendó una misión especial.
Según la leyenda, Dios quería recompensar la admirable labor de justicia que el monarca había realizado en la Tierra. Por ello, le comisionó como guardián de la vida y la muerte de los seres humanos.
Dicen que al llegar al cielo, el monarca fue conducido a un trono, el cual se encontraba rodeado de una cantidad infinita de velas de todos los tamaños, algunas con la llama ardiente y vigorosa, otras con una luz tenue y débil, a punto de extinguirse.
Dios luego le explicó que las velas cuya luz parecía apagarse, pertenecían a las personas próximas a morir. Su cometido entonces, era de bajar a la Tierra y recoger sus almas que serían sentenciadas en el juicio final.
Fue así como, según el relato, el rey se convirtió en San La Muerte, ayudante celestial y supervisor de la existencia humana.
En la actualidad, la deidad cuenta con millares de fervientes seguidores en Argentina, sobre todo en la provincia de Corrientes, así como en las de Chaco, Formosa y Misiones, y en ciertas regiones de Paraguay y otros países sudamericanos.
Se dice que San la Muerte protege, sobre todo, a aquellos que viven peligrosamente. Por eso, entre sus más fervientes devotos, se encuentran muchos presos, quienes invocan su ayuda para poder salir de la cárcel.
Muchos reclusos llevan la imagen tatuada en el cuerpo, mientras que otros prefieren llevar una pequeña estatuilla incrustada debajo de la piel.
En los hogares de sus fieles, se encuentran altares vestidos de manteles negros, velas y ofrendas.
Las efigies suelen ser elaboradas por santeros y chamanes con simples buriles de punta, aunque para ser efectivas, se dice deben ser bendecidas por un sacerdote, para lo cual se valen de toda clase de artimañas para conseguirlo sin que éste se de cuenta.
Sus devotos le respetan, le adoran y le temen, pues le atribuyen innumerables poderes, como el de atraer el amor y la fortuna, así como la protección absoluta de su dueño contra todo mal.
Por ejemplo, se cree que si la imagen es colocada debajo de la piel, su poseedor no podrá ser herido ni por balas ni por ningún otro tipo de arma.
Sus seguidores suelen encomendarse a él sobre todo para pedirle una muerte libre de sufrimiento, y un camino placentero para su alma después de la muerte.
El culto a San La Muerte es evidentemente un curioso sincretismo religioso-pagano que posee características de creencias tan opuestas como el cristianismo, la superstición y hasta el vudú, convirtiendose así en uno de los cultos más insólitos y misteriosos de Latinoamérica.
Si piensa buscarlo en el Santoral, ni se le ocurra, pues no lo encontrará, ya que este "santo" forma parte de un culto de origen pagano de varios siglos de existencia.
San La Muerte suele ser un pequeño esqueleto tallado en piedra, madera o plomo, preferiblemente de bala, aunque sus fieles aseguran que si es de huesos humanos, mejor.
La representación común de esta deidad se encuentra de pie, con una guadaña de hoja de lata en la mano, aunque también se encuentran imágenes en cuclillas o sentadas, con las manos apoyadas en el maxilar inferior.
Aunque no tiene una fecha especial de celebración, sus devotos suelen conmemorarlo los días que coinciden con las festividades católicas del Viernes Santo y el Día de Los Muertos (2 de noviembre).
Su culto es antiquísimo, y se remonta a las comunidades guaraníes, sobre todo aquellas que habitaban en la zona noreste de Argentina.
El primer registro de su veneración data de 1735, año en el que se encontró la primera estatuilla de esta deidad, elaborada con huesos humanos, entre las pertenencias de un anciano de origen guaraní.
Dentro de las creencias de esta cultura indígena, se encontraba el culto a los huesos humanos, pues se pensaba que poseían cualidades mágicas.
Por orden de la Iglesia Católica, los evangelizadores jesuitas que se encontraban en el área se encargaron de erradicar la devoción a esta imagen. Aun así, sus seguidores continuaron su veneración en secreto.
Después de la expulsión de las misiones jesuitas del noreste de Argentina y Paraguay en 1767, el culto adquirió mayor popularidad y fuerza.
La gran devoción a la figura proviene, en parte, del mito que existe sobre su origen.
La creencia popular asevera que tiempo atrás, existía un rey excepcionalmente justo y sabio. Cuentan que al morir, Dios lo llamó a su lado y le encomendó una misión especial.
Según la leyenda, Dios quería recompensar la admirable labor de justicia que el monarca había realizado en la Tierra. Por ello, le comisionó como guardián de la vida y la muerte de los seres humanos.
Dicen que al llegar al cielo, el monarca fue conducido a un trono, el cual se encontraba rodeado de una cantidad infinita de velas de todos los tamaños, algunas con la llama ardiente y vigorosa, otras con una luz tenue y débil, a punto de extinguirse.
Dios luego le explicó que las velas cuya luz parecía apagarse, pertenecían a las personas próximas a morir. Su cometido entonces, era de bajar a la Tierra y recoger sus almas que serían sentenciadas en el juicio final.
Fue así como, según el relato, el rey se convirtió en San La Muerte, ayudante celestial y supervisor de la existencia humana.
En la actualidad, la deidad cuenta con millares de fervientes seguidores en Argentina, sobre todo en la provincia de Corrientes, así como en las de Chaco, Formosa y Misiones, y en ciertas regiones de Paraguay y otros países sudamericanos.
Se dice que San la Muerte protege, sobre todo, a aquellos que viven peligrosamente. Por eso, entre sus más fervientes devotos, se encuentran muchos presos, quienes invocan su ayuda para poder salir de la cárcel.
Muchos reclusos llevan la imagen tatuada en el cuerpo, mientras que otros prefieren llevar una pequeña estatuilla incrustada debajo de la piel.
En los hogares de sus fieles, se encuentran altares vestidos de manteles negros, velas y ofrendas.
Las efigies suelen ser elaboradas por santeros y chamanes con simples buriles de punta, aunque para ser efectivas, se dice deben ser bendecidas por un sacerdote, para lo cual se valen de toda clase de artimañas para conseguirlo sin que éste se de cuenta.
Sus devotos le respetan, le adoran y le temen, pues le atribuyen innumerables poderes, como el de atraer el amor y la fortuna, así como la protección absoluta de su dueño contra todo mal.
Por ejemplo, se cree que si la imagen es colocada debajo de la piel, su poseedor no podrá ser herido ni por balas ni por ningún otro tipo de arma.
Sus seguidores suelen encomendarse a él sobre todo para pedirle una muerte libre de sufrimiento, y un camino placentero para su alma después de la muerte.
El culto a San La Muerte es evidentemente un curioso sincretismo religioso-pagano que posee características de creencias tan opuestas como el cristianismo, la superstición y hasta el vudú, convirtiendose así en uno de los cultos más insólitos y misteriosos de Latinoamérica.
La devoción a San La Muerte en Corrientes Empedrado
Sin lugar a dudas la devoción a San La Muerte posee fuertes raíces populares en Corrientes. De los dos santuarios conocidos (Uno en Mercedes y otro en Empedrado) el que ha llamado mas la atención en estos últimos tiempos ha sido el segundo, ubicado entre los kilómetros 982-983 de la ruta nacional n° 12, a escasos siete kilómetros de la ciudad de Empedrado. Este santuario desde hace unos años a esta parte ha estado creciendo y ganado la confianza de los adeptos merced a su singular historia y también al buen manejo de sus cuidadores, la familia Barrios.
Nota del Editor: Edwin nos envía otra noticia-costumbrista-local de Corrientes, que no es solo allí, estas manifestaciones pseudoreligiosas se dan en casi todo el país, y es interesante conocer de donde provienen y como se han transformado en culto, es parte de nuestra cultura, claro, que no todo es "La Capital" Mientras se la pasa peleando en la constituyente de Corrientes
Como nació la leyenda
La historia arranca cuando el abuelo Lorenzo, recorriendo el campo en un obraje en el Chaco hallo un pequeño bulto de trapo conteniendo dos imágenes: una desconocida y a San Antonio. Sin darle mayor importancia este hombre guardo ambos elementos en una caja y lo llevo a su casa. Allí dejo la caja en un baúl y la olvido. Unos años después en circunstancias que este hombre atravesaba momentos difíciles por las noches se oía un incesante golpeteo. Presa de natural inquietud comenzó a rastrear la fuente del sonido y para su sorpresa dentro del mueble en un rincón olvidado se encontraba la caja, quien inmediatamente de tocada, ceso sus golpes. Sin dar crédito a la evidencia, dejo la misma, pero a la noche siguiente repitió sus golpeteos. El hombre preocupado por este fenómeno finalmente opto por sacar del armario la cajita y colocar ambos santos en su mesita de luz. La esposa de este hombre, profundamente católica, con diligencia construyo un pequeño relicario y coloco dentro ambas imágenes. A las dos horas de efectuada esta acción se les aparece una aborigen que les informó quien era el santo incógnito revelándoles que era San La Muerte. Todo esto sucedió en el obrador en la provincia del Chaco, en una zona muy pobre y olvidada de Dios hará mas de un siglo atrás, cuando los aborígenes y los pobres eran fuertemente explotados y sometidos por los poderosos y la justicia al igual que la policía estaban al servicio de los que tenían dinero.
Manifestaciones de San La Muerte
Desde ese día comenzó la acción tutelar de San La Muerte en esta familia. Al principio, cuando don Lorenzo y su esposa regresaron a Corrientes, mediante la devoción familiar, centrándose el culto de agradecimiento cada 20 de agosto, fecha en que la aparición de la aborigen revelo el carácter del Santo. Poco a poco los vecinos de la familia Barrios fueron acercándose y rogándole al santo por sus vaquitas perdidas.
Cuenta la tradición centenaria de esta familia que según se mostraba la “flor” de la vela (el pabilo y su llama) se sabia inmediatamente si el animal extraviado estaba vivo o muerto, con una certeza casi infalible, Don Lorenzo incluso daba las señas de donde hallar a los animales perdidos en base a esta manifestación del santo para con sus devotos. Muchos campesinos y humildes agricultores salvaron así a sus familias del hambre y cada vez que había devoción se iban acercando y agregando al núcleo fundacional de los devotos. Al mismo tiempo se fueron incorporando las ofrendas al santo, en forma de velas.
A inicios de este siglo XXI los casos atribuidos al santo ya sumaban un grueso corpus de anécdotas que aun no se han recopilado (pero que se piensa hacer en breve) pues el santo siempre fue muy eficaz con los problemas de dinero, salud y amor. Antonio, un integrante de la familia Barrios quien reside en Buenos Aires y suele organizar en agosto a los peregrinos de esa provincia nos refiere
“Esto esta para el bien desde siempre, mi abuelito jamas quiso que nada malo se hiciera aquí o que se usara al santo para eso. Aquí la gente viene y hace sus promesas, cada cual sabe que prometer porque aquí no se pide nada, y cuando se les cumple vienen muy felices y agradecen al santo. Piden por la salud, el trabajo y el amor...”
Este detalle no es menor, porque a diferencia de otras devociones a este mismo santo, en Empedrado no se aceptan velas negras, usadas en rituales para hacer daños o maldades. Estan absolutamente prohibidas y en nuestra recorrida en agosto pasado y en estos meses subsiguientes jamas vimos ni uno de estos signos negativos que han marcado una leyenda negra que no siempre es correcta. Antonio nos recalca “Nosotros seguimos la tradición de mi abuelito, un hombre bueno que jamas se presto para el mal, y creemos que el santo tampoco hace o esta para ello”
Los peregrinos agradecen generosamente no solo al santo sino también a sus cuidadores y gracias a eso el santuario crece cada día mas. Ellos no cobran por entrar ni por participar, solo reciben humildemente el aporte que agradecidos promeseros les hacen. Es de destacar que en los espectáculos que se hacen en Agosto u en otros meses, donde los chamameceros, cantantes y bailarines ofrendan su arte gratuitamente a San La Muerte.
La devoción hacia el santo está mas dictaba por el corazón que por los rituales. Salvo una oración específica, para rogarle o agradecerle a San La Muerte, no hay un culto especialmente diseñado ni una liturgia especial. En la pequeña capilla de San La Muerte está, en un relicario esplendoroso de luz y fuerza, el santo: una minúscula figurilla de oro de apenas dos pulgadas de alto realizada en una técnica de bajorrelieve y al lado suyo una medallita también áurea de San Antonio. En la capilla además conviven las Vírgenes de Itatí y otras junto a varios santos que armoniosamente dan su bendición y mensaje ecuménico de paz y amor a los feligreses. Completa la imagen un mural de tres lados que poseen como personajes a aborígenes, en homenaje a la visión de la indígena que ilustró a Don Lorenzo.
Pese a esto la relación con la Iglesia católica es conflictiva. La ortodoxia católica no puede ni desea aceptar que un santo nacido en el seno del pueblo este en sus altares. Antonio, con un dejo de tristeza, nos relata:
“En una época hace no mas de 30 años, llevaba mi abuelito al santito a la Iglesia y se hacia una misa Allí, los dias 20. Le hacían misa pero después de un día para otro se corto esto. Creo con toda humildad que ha sido un error de la Iglesia discriminarnos. NO vemos que puede tener de malo creer en un santo que defiende a los pobres... Tendría que ser aceptada porque no esta para hacer el mal, al contrario. Y te digo mas, mi abuelito cuando hallo al santo no sabia ni hacer la señal y para el final de su larga vida rezaba dos horas a la mañana y dos horas antes de dormir, pidiéndole al santo por todos los que solicitaban socorro de San La Muerte...”
La devoción del Santo de hecho y por lo que hemos constatado, posee una fuerte impronta católica y se hace especial hincapié en los valores cristianos.
¿Quien es San La Muerte?
La tradición mas esotérica y que rara vez ha trascendido las fronteras de la mas estricta intimidad nos hablan de un monje que además ejercía la medicina entre los pobres y los aborigenes, acusado de curandería y brujería fue perseguido en esta provincia de Corrientes y dio con sus huesos en la cárcel. Los poderosos de entonces -haría mas de doscientos cincuenta años a la fecha- se encargaron de que tuviera un proceso injusto y cruel pese a su estado eclesiástico. Como pertenecía probablemente a la orden de los jesuitas o de los franciscanos, la curia de entonces no le presto apoyo y dejo que se le condenara a la prisión mas rigurosa debido a las circunstancias políticas del viejo imperio de los reyes españoles que estaba desplomándose en una lucha interna.
El monje cuyo nombre fue olvidado en las arenas del tiempo, dio con sus huesos en la prisión virreynal, cerrándose la puerta a cal y canto. Por debajo de la puerta se le fue pasando la comida desde el día de su encarcelamiento (un 13 de agosto) y cuando fueron a constatar su estado el 20 de agosto (es decir ocho días después) para darlo al brazo secular para su tormento publico, se hallaron con un espectáculo horripilante: nada quedaban del monje, salvo un desnudo esqueleto que al momento de entrar sus captores a verlo, debido al alboroto que de armo, movió una mano y apunto a su principal inquisidor. Pálido de muerte este hombre fallecería poco después presa de torturados pensamientos. Poco a poco sus perseguidores caerían presa de misteriosas enfermedades que el pueblo llano atribuyo a la justicia divina por la profanación de un hombre bueno.
Pero si bien el nombre del monje ha caído en el olvido, no así su acción caritativa y cristiana entre los parias, los pobres, los aborígenes y los leprosos de su época. Boca a boca a través de los siglos fue relatándose su leyenda de martirio e incomprensión, su acción bienhechora y su amor al prójimo.
Al milagro de su aspecto esquelético se le dio la denominación de San La Muerte. Toda referencia histórica fue eliminada por la Iglesia y los señores de entonces siendo virtualmente imposible hallar documentos que de fe cierta del proceso y encarcelamiento del monje; pero la tradición popular se mantuvo como una memoria oral intocable e imperecedera y el santo ha regresado del olvido, poco a poco y cada día con mas fuerza para dar su mensaje a los desesperados y atribulados de esta provincia atravesada por un feudalismo recalcitrante y por la injusticia hacia los desposeídos desde siempre. No es casual el desprecio y la ignominia a la que se le ha querido atribuir a San La Muerte, a la negativa de la Iglesia a cobijar a sus creyentes y del poder, a ignorarlo mientras se favorecen otros cultos que no les son perniciosos para mantener la mansedumbre y dominio de los sumisos.
San La Muerte tiene su leyenda negra, pero es comprensible, su aspecto aterrador y su vinculación con la cercanía de la muerte, ese temor horrible destino común a todos los mortales. Pero lejos de ser algo maligno o perverso San La Muerte -según sus devotos mas fieles- propicia la vida, ayuda al bien morir (en lo espiritual y físico) y a los perseguidos injustamente a los enfermos del cuerpo y del corazón los cobija en los momentos mas difíciles y duros. Y ellos después regresan para darle las gracias y testimoniar en una prueba de fe que va desde una vela encendida o un cigarrillo en el altar, a las bebidas, los facones y otras demostraciones de devoción que desde su urna de cristal el santo acepta en silencio y con una eterna sonrisa mas enigmática que la de la Gioconda.
Nota del Editor: Edwin nos envía otra noticia-costumbrista-local de Corrientes, que no es solo allí, estas manifestaciones pseudoreligiosas se dan en casi todo el país, y es interesante conocer de donde provienen y como se han transformado en culto, es parte de nuestra cultura, claro, que no todo es "La Capital" Mientras se la pasa peleando en la constituyente de Corrientes
Como nació la leyenda
La historia arranca cuando el abuelo Lorenzo, recorriendo el campo en un obraje en el Chaco hallo un pequeño bulto de trapo conteniendo dos imágenes: una desconocida y a San Antonio. Sin darle mayor importancia este hombre guardo ambos elementos en una caja y lo llevo a su casa. Allí dejo la caja en un baúl y la olvido. Unos años después en circunstancias que este hombre atravesaba momentos difíciles por las noches se oía un incesante golpeteo. Presa de natural inquietud comenzó a rastrear la fuente del sonido y para su sorpresa dentro del mueble en un rincón olvidado se encontraba la caja, quien inmediatamente de tocada, ceso sus golpes. Sin dar crédito a la evidencia, dejo la misma, pero a la noche siguiente repitió sus golpeteos. El hombre preocupado por este fenómeno finalmente opto por sacar del armario la cajita y colocar ambos santos en su mesita de luz. La esposa de este hombre, profundamente católica, con diligencia construyo un pequeño relicario y coloco dentro ambas imágenes. A las dos horas de efectuada esta acción se les aparece una aborigen que les informó quien era el santo incógnito revelándoles que era San La Muerte. Todo esto sucedió en el obrador en la provincia del Chaco, en una zona muy pobre y olvidada de Dios hará mas de un siglo atrás, cuando los aborígenes y los pobres eran fuertemente explotados y sometidos por los poderosos y la justicia al igual que la policía estaban al servicio de los que tenían dinero.
Manifestaciones de San La Muerte
Desde ese día comenzó la acción tutelar de San La Muerte en esta familia. Al principio, cuando don Lorenzo y su esposa regresaron a Corrientes, mediante la devoción familiar, centrándose el culto de agradecimiento cada 20 de agosto, fecha en que la aparición de la aborigen revelo el carácter del Santo. Poco a poco los vecinos de la familia Barrios fueron acercándose y rogándole al santo por sus vaquitas perdidas.
Cuenta la tradición centenaria de esta familia que según se mostraba la “flor” de la vela (el pabilo y su llama) se sabia inmediatamente si el animal extraviado estaba vivo o muerto, con una certeza casi infalible, Don Lorenzo incluso daba las señas de donde hallar a los animales perdidos en base a esta manifestación del santo para con sus devotos. Muchos campesinos y humildes agricultores salvaron así a sus familias del hambre y cada vez que había devoción se iban acercando y agregando al núcleo fundacional de los devotos. Al mismo tiempo se fueron incorporando las ofrendas al santo, en forma de velas.
A inicios de este siglo XXI los casos atribuidos al santo ya sumaban un grueso corpus de anécdotas que aun no se han recopilado (pero que se piensa hacer en breve) pues el santo siempre fue muy eficaz con los problemas de dinero, salud y amor. Antonio, un integrante de la familia Barrios quien reside en Buenos Aires y suele organizar en agosto a los peregrinos de esa provincia nos refiere
“Esto esta para el bien desde siempre, mi abuelito jamas quiso que nada malo se hiciera aquí o que se usara al santo para eso. Aquí la gente viene y hace sus promesas, cada cual sabe que prometer porque aquí no se pide nada, y cuando se les cumple vienen muy felices y agradecen al santo. Piden por la salud, el trabajo y el amor...”
Este detalle no es menor, porque a diferencia de otras devociones a este mismo santo, en Empedrado no se aceptan velas negras, usadas en rituales para hacer daños o maldades. Estan absolutamente prohibidas y en nuestra recorrida en agosto pasado y en estos meses subsiguientes jamas vimos ni uno de estos signos negativos que han marcado una leyenda negra que no siempre es correcta. Antonio nos recalca “Nosotros seguimos la tradición de mi abuelito, un hombre bueno que jamas se presto para el mal, y creemos que el santo tampoco hace o esta para ello”
Los peregrinos agradecen generosamente no solo al santo sino también a sus cuidadores y gracias a eso el santuario crece cada día mas. Ellos no cobran por entrar ni por participar, solo reciben humildemente el aporte que agradecidos promeseros les hacen. Es de destacar que en los espectáculos que se hacen en Agosto u en otros meses, donde los chamameceros, cantantes y bailarines ofrendan su arte gratuitamente a San La Muerte.
La devoción hacia el santo está mas dictaba por el corazón que por los rituales. Salvo una oración específica, para rogarle o agradecerle a San La Muerte, no hay un culto especialmente diseñado ni una liturgia especial. En la pequeña capilla de San La Muerte está, en un relicario esplendoroso de luz y fuerza, el santo: una minúscula figurilla de oro de apenas dos pulgadas de alto realizada en una técnica de bajorrelieve y al lado suyo una medallita también áurea de San Antonio. En la capilla además conviven las Vírgenes de Itatí y otras junto a varios santos que armoniosamente dan su bendición y mensaje ecuménico de paz y amor a los feligreses. Completa la imagen un mural de tres lados que poseen como personajes a aborígenes, en homenaje a la visión de la indígena que ilustró a Don Lorenzo.
Pese a esto la relación con la Iglesia católica es conflictiva. La ortodoxia católica no puede ni desea aceptar que un santo nacido en el seno del pueblo este en sus altares. Antonio, con un dejo de tristeza, nos relata:
“En una época hace no mas de 30 años, llevaba mi abuelito al santito a la Iglesia y se hacia una misa Allí, los dias 20. Le hacían misa pero después de un día para otro se corto esto. Creo con toda humildad que ha sido un error de la Iglesia discriminarnos. NO vemos que puede tener de malo creer en un santo que defiende a los pobres... Tendría que ser aceptada porque no esta para hacer el mal, al contrario. Y te digo mas, mi abuelito cuando hallo al santo no sabia ni hacer la señal y para el final de su larga vida rezaba dos horas a la mañana y dos horas antes de dormir, pidiéndole al santo por todos los que solicitaban socorro de San La Muerte...”
La devoción del Santo de hecho y por lo que hemos constatado, posee una fuerte impronta católica y se hace especial hincapié en los valores cristianos.
¿Quien es San La Muerte?
La tradición mas esotérica y que rara vez ha trascendido las fronteras de la mas estricta intimidad nos hablan de un monje que además ejercía la medicina entre los pobres y los aborigenes, acusado de curandería y brujería fue perseguido en esta provincia de Corrientes y dio con sus huesos en la cárcel. Los poderosos de entonces -haría mas de doscientos cincuenta años a la fecha- se encargaron de que tuviera un proceso injusto y cruel pese a su estado eclesiástico. Como pertenecía probablemente a la orden de los jesuitas o de los franciscanos, la curia de entonces no le presto apoyo y dejo que se le condenara a la prisión mas rigurosa debido a las circunstancias políticas del viejo imperio de los reyes españoles que estaba desplomándose en una lucha interna.
El monje cuyo nombre fue olvidado en las arenas del tiempo, dio con sus huesos en la prisión virreynal, cerrándose la puerta a cal y canto. Por debajo de la puerta se le fue pasando la comida desde el día de su encarcelamiento (un 13 de agosto) y cuando fueron a constatar su estado el 20 de agosto (es decir ocho días después) para darlo al brazo secular para su tormento publico, se hallaron con un espectáculo horripilante: nada quedaban del monje, salvo un desnudo esqueleto que al momento de entrar sus captores a verlo, debido al alboroto que de armo, movió una mano y apunto a su principal inquisidor. Pálido de muerte este hombre fallecería poco después presa de torturados pensamientos. Poco a poco sus perseguidores caerían presa de misteriosas enfermedades que el pueblo llano atribuyo a la justicia divina por la profanación de un hombre bueno.
Pero si bien el nombre del monje ha caído en el olvido, no así su acción caritativa y cristiana entre los parias, los pobres, los aborígenes y los leprosos de su época. Boca a boca a través de los siglos fue relatándose su leyenda de martirio e incomprensión, su acción bienhechora y su amor al prójimo.
Al milagro de su aspecto esquelético se le dio la denominación de San La Muerte. Toda referencia histórica fue eliminada por la Iglesia y los señores de entonces siendo virtualmente imposible hallar documentos que de fe cierta del proceso y encarcelamiento del monje; pero la tradición popular se mantuvo como una memoria oral intocable e imperecedera y el santo ha regresado del olvido, poco a poco y cada día con mas fuerza para dar su mensaje a los desesperados y atribulados de esta provincia atravesada por un feudalismo recalcitrante y por la injusticia hacia los desposeídos desde siempre. No es casual el desprecio y la ignominia a la que se le ha querido atribuir a San La Muerte, a la negativa de la Iglesia a cobijar a sus creyentes y del poder, a ignorarlo mientras se favorecen otros cultos que no les son perniciosos para mantener la mansedumbre y dominio de los sumisos.
San La Muerte tiene su leyenda negra, pero es comprensible, su aspecto aterrador y su vinculación con la cercanía de la muerte, ese temor horrible destino común a todos los mortales. Pero lejos de ser algo maligno o perverso San La Muerte -según sus devotos mas fieles- propicia la vida, ayuda al bien morir (en lo espiritual y físico) y a los perseguidos injustamente a los enfermos del cuerpo y del corazón los cobija en los momentos mas difíciles y duros. Y ellos después regresan para darle las gracias y testimoniar en una prueba de fe que va desde una vela encendida o un cigarrillo en el altar, a las bebidas, los facones y otras demostraciones de devoción que desde su urna de cristal el santo acepta en silencio y con una eterna sonrisa mas enigmática que la de la Gioconda.
miércoles, 20 de enero de 2010
Poderoso San la Muerte,
Poderoso San la Muerte,
Espíritu esquelético,
Que nada necesitas de este mundo,
Intercede por mí
Permite que la fortuna no me sea inalcanzable
Y que mis enemigos, no me vean caer en la miseria,
Poderoso San La Muerte,
Que no me falten nunca los recursos.
Y que siempre pueda invocar tu nombre
Para agradecer todas tus bondades
Que así sea.
Amén.
Espíritu esquelético,
Que nada necesitas de este mundo,
Intercede por mí
Permite que la fortuna no me sea inalcanzable
Y que mis enemigos, no me vean caer en la miseria,
Poderoso San La Muerte,
Que no me falten nunca los recursos.
Y que siempre pueda invocar tu nombre
Para agradecer todas tus bondades
Que así sea.
Amén.
Oración para agradecer los milagros encontrados
Oh! Señor San la Muerte!
Poderoso espíritu esquelético grande es tu bondad,
Eficiente son tus intersecciones,
Humilde te agradezco.
Protector de la casa patriarcal
Protector de todas las causas
Protector de todo mal
Protector de tus devotos
Protector de los desesperados
Protector de los pleitos
Protector de toda amenaza
Patrono de lo imposible
Abogado de lo Infalible
Guardián de los hogares
Guardián de todo tramite
Guardián de los que en ti confían
Guardián de la Santa Muerte
Guardián de la Justicia
Amparo contra toda hechicería
Auxilio en los momentos difíciles
Sostén de los que te invocan
De toda maldad
Líbranos Señor
De toda calumnia
Ampáranos Señor
De toda desgracia
Protégenos Señor de la Muerte
Amén.
Poderoso espíritu esquelético grande es tu bondad,
Eficiente son tus intersecciones,
Humilde te agradezco.
Protector de la casa patriarcal
Protector de todas las causas
Protector de todo mal
Protector de tus devotos
Protector de los desesperados
Protector de los pleitos
Protector de toda amenaza
Patrono de lo imposible
Abogado de lo Infalible
Guardián de los hogares
Guardián de todo tramite
Guardián de los que en ti confían
Guardián de la Santa Muerte
Guardián de la Justicia
Amparo contra toda hechicería
Auxilio en los momentos difíciles
Sostén de los que te invocan
De toda maldad
Líbranos Señor
De toda calumnia
Ampáranos Señor
De toda desgracia
Protégenos Señor de la Muerte
Amén.
Oración para la Salud
Poderoso San la Muerte,
Espíritu de bondad y de justicia. Dueño del tiempo, del comienza
Y del fin de nuestra existencia
Eficaz abogado y protector de aquellos que te invocamos
Ruego tu intercesión para que todos los enfermos
Recuperen rápidamente la salud.
Poderoso San la Muerte,
Hasta que llegue el último momento
Permite que todos vivan plenamente
Para cumplir la misión encomendada
Que así sea.
Amén.
Espíritu de bondad y de justicia. Dueño del tiempo, del comienza
Y del fin de nuestra existencia
Eficaz abogado y protector de aquellos que te invocamos
Ruego tu intercesión para que todos los enfermos
Recuperen rápidamente la salud.
Poderoso San la Muerte,
Hasta que llegue el último momento
Permite que todos vivan plenamente
Para cumplir la misión encomendada
Que así sea.
Amén.
Oración para que nos Acompañe en la Vida
Señor de la Muerte, con fe en Dios todopoderoso vengo
A implorarte ayuda en esta vida,
Ruega a Dios por tu intersección para que me concedas lo que te pido,
Ayúdame Señor San la Muerte con tus milagros
Y que en los momentos de peligro yo te invoque seguro de tu bondad.
Concédeme Señor de la Muerte un corazón puro, humilde, y prudente,
Que siempre te sepamos invocar con fe en Dios
Y por razones nobles,
Líbranos Señor de toda maldad, ampáranos contra toda herejía,
Protégenos del aliento incendiario del demonio,
Ayúdanos a ser buenos hijos de Dios en esta vida
Y por vuestra mediación podamos obtener del Altísimo
Una buena y santa muerte en el final de nuestra existencia.
Amén.
A implorarte ayuda en esta vida,
Ruega a Dios por tu intersección para que me concedas lo que te pido,
Ayúdame Señor San la Muerte con tus milagros
Y que en los momentos de peligro yo te invoque seguro de tu bondad.
Concédeme Señor de la Muerte un corazón puro, humilde, y prudente,
Que siempre te sepamos invocar con fe en Dios
Y por razones nobles,
Líbranos Señor de toda maldad, ampáranos contra toda herejía,
Protégenos del aliento incendiario del demonio,
Ayúdanos a ser buenos hijos de Dios en esta vida
Y por vuestra mediación podamos obtener del Altísimo
Una buena y santa muerte en el final de nuestra existencia.
Amén.
Etiquetas:
Oración para que nos Acompañe en la Vida
Oración para recuperar objetos perdidos
¡Oh, esqueleto milagroso!
Fuerte más que Sansón, Majestad suplicable en los momentos peligroso
Con justicia y con fe en Dios todo poderoso
Ayúdame a encontrar lo que busco (se dice el objeto buscado)
Que donde se oculta salga a la luz. Y que por tu intersección lo hagas llegar a mis manos.
Si alguna persona lo encuentra por tu bondad que lo devuelva a mí
Que así sea,
Amén.
Fuerte más que Sansón, Majestad suplicable en los momentos peligroso
Con justicia y con fe en Dios todo poderoso
Ayúdame a encontrar lo que busco (se dice el objeto buscado)
Que donde se oculta salga a la luz. Y que por tu intersección lo hagas llegar a mis manos.
Si alguna persona lo encuentra por tu bondad que lo devuelva a mí
Que así sea,
Amén.
Etiquetas:
Oración para recuperar objetos perdidos
Oración para Protección
Señor de la Muerte dame esperanza,Una esperanza de 24 horas días tras día,
Aparta de mi la tristeza y no la entrega a ningún otro, Planta en mi corazón la semilla del amor,Para que mi vida de abundante y ricas cosechas,
Ayúdame a transformar mis rivales en amigos.
Saca de mi alma las arrugas feas del odio Que envejecen antes de tiempo.
Dame o Señor de la Muerte el equilibrio para reconocer mis defectos Y para poder enmendarlos, venda mis ojos para que no comente y amplíe Los defectos ajenos
Dame el coraje y la fuerza de saber perdonar aparta de mi Señor de la Muerte
Cualquier deseo de venganza, que yo sea tolerante, Sin ser cobarde, perseverante sin presunción , activo Sin orgullo, líbrame del papel de cordero ingenuo ante los prepotentes, y que no sea un león Ante los débiles, Señor de la Muerte Que yo sea justo y leal, comprensivo y optimista.
Un hombre de profunda fe y oración y lo demás me lo vendrá todo por añadidura,con tu gracia y por tu amor porque tu Señor de la Muerte eres Mi protector.
Amén.
Aparta de mi la tristeza y no la entrega a ningún otro, Planta en mi corazón la semilla del amor,Para que mi vida de abundante y ricas cosechas,
Ayúdame a transformar mis rivales en amigos.
Saca de mi alma las arrugas feas del odio Que envejecen antes de tiempo.
Dame o Señor de la Muerte el equilibrio para reconocer mis defectos Y para poder enmendarlos, venda mis ojos para que no comente y amplíe Los defectos ajenos
Dame el coraje y la fuerza de saber perdonar aparta de mi Señor de la Muerte
Cualquier deseo de venganza, que yo sea tolerante, Sin ser cobarde, perseverante sin presunción , activo Sin orgullo, líbrame del papel de cordero ingenuo ante los prepotentes, y que no sea un león Ante los débiles, Señor de la Muerte Que yo sea justo y leal, comprensivo y optimista.
Un hombre de profunda fe y oración y lo demás me lo vendrá todo por añadidura,con tu gracia y por tu amor porque tu Señor de la Muerte eres Mi protector.
Amén.
Oración de Amor
Oh,Señor San la Muerte.
Te imploró que no sufra por amor en ninguna etapa de mi vida
En este momento te pido que traigas a mi (Nombre y Apellido) para que no sea infeliz. Que nada lo detenga,que nada lo frene a llegar a mis brazos, junto a su corazón rendido hacia mí.Con (Nombre y Apellido) podemos disfrutar del amor, la pasión y que el deseo nunca se nos acabe, mientras nos encontremos juntos.
Poso mi profunda Fe en ti para vivir plenamente junto al amor y a Ti.
Mi Señor de la Muerte.
Amén.
Te imploró que no sufra por amor en ninguna etapa de mi vida
En este momento te pido que traigas a mi (Nombre y Apellido) para que no sea infeliz. Que nada lo detenga,que nada lo frene a llegar a mis brazos, junto a su corazón rendido hacia mí.Con (Nombre y Apellido) podemos disfrutar del amor, la pasión y que el deseo nunca se nos acabe, mientras nos encontremos juntos.
Poso mi profunda Fe en ti para vivir plenamente junto al amor y a Ti.
Mi Señor de la Muerte.
Amén.
Oración Principal
Espiritu esquelético poderosisimo y fuerte por demás como un Sanzón en tu majestad,
indispensable en el momento de peligro yo te invoco seguro de tu bondad.
Ruega a Dios Todopoderoso de concederme todo lo que te pido,
que se arrepienta por toda su vida al que daño o mal de ojo me hizo
y que se vuelva contra él enseguida.
Para aquel que en amor me engaña pido que le hagas volver a mi ,
y si desoye tu voz extraña Buen Espiritu de la Muerte hazle sentir el poder de tu guadaña,
en el juego y en los negocios mi abogado te nombro como el mejor,
y todo aquel que contra mi se viene, hazlo perdedor.
¡Oh, Señor La Muerte, mi Angel Protector!
Amen.
indispensable en el momento de peligro yo te invoco seguro de tu bondad.
Ruega a Dios Todopoderoso de concederme todo lo que te pido,
que se arrepienta por toda su vida al que daño o mal de ojo me hizo
y que se vuelva contra él enseguida.
Para aquel que en amor me engaña pido que le hagas volver a mi ,
y si desoye tu voz extraña Buen Espiritu de la Muerte hazle sentir el poder de tu guadaña,
en el juego y en los negocios mi abogado te nombro como el mejor,
y todo aquel que contra mi se viene, hazlo perdedor.
¡Oh, Señor La Muerte, mi Angel Protector!
Amen.
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